Por Laura Olocco. Comunicadora Social

Miércoles 11 de septiembre. Por estas horas se debate en diputados el veto presidencial a la ley que dispone una suba de los haberes jubilatorios y una nueva fórmula de movilidad. El incremento en el presupuesto universitario también será tratado. El bienestar de nuestros jubilados y la financiación al sistema universitario nacional, están en juego. En este presente tan distópico que estamos viviendo los argentinos, el ajuste castiga jubilados,
universitarios, docentes y trabajadores, se agravaron desde diciembre a esta parte, las condiciones de vida de nuestro pueblo.

Esta política de la crueldad, se viene aplicando sistemáticamente desde que Milei asumiera su mandato a través del DNU 70/23, avasallando facultades no delegadas por el Congreso de la Nación.

Aunque la crueldad está en el origen del Estado-nación argentino y aunque la administración pública siempre tiene “zonas de crueldad”, con la llegada de Javier Milei al poder ha adquirido otro cariz. Lejos de recurrir a la política para limitar o postergar la violencia, el gobierno la reivindica y fomenta.

La polĂ­tica de la crueldad apuesta a gobernar sin gobernar (si entendemos gobernar como el arte de las mediaciones que disimulan y metabolizan la violencia). Apuesta a la violencia directa, espectacularizada, como un mecanismo que produce insensibilizaciĂłn.

Afuera del congreso, organizaciones gremiales y sociales convocaron a marchar en apoyo a los jubilados, protagonizando un acto masivo. En un documento conjunto indicaron que: “El hambre y la pobreza nos acechan en cada barrio y en cada casa. El consumo de leche y de carne ha caído en nuestros hogares a niveles sólo registrables más de 100 años atrás. La pobreza llega al 52% y la indigencia casi al 18%. Asistimos a una recesión de la actividad económica sin precedentes con la destrucción del aparato productivo y el cierre de más de 10 mil PyMEs. Esto castiga particularmente a nuestras infancias y nuestros mayores”.

La respuesta del gobierno: la profundización de los dispositivos represivos. Hay que tener mucho odio hacia nuestro pueblo, nuestros trabajadores y nuestros jubilados para llevar adelante tanta persecución y represión gubernamental como la que se está ejecutando en estos días.

Detrás de su discurso contra “la casta”, viene aplicando un plan de hambre, despidos, entrega y represión con el que pretende que la Argentina vuelva a comienzos del siglo 20, donde un puñado de oligarcas, banqueros e imperialistas se daban la gran vida a costa de una feroz explotación de las y los trabajadores y el pueblo, sin derechos laborales ni de ningún tipo.

El gobierno ataca con saña a las organizaciones de desocupados y precarizados, y en particular a la inmensa red de comedores y merenderos que miles de compañeras y compañeros sostienen en todo el país. El presidente y sus ministros se relamen cada vez que pueden hablar pestes de los más necesitados, y sienten como una ofensa propia cualquier derecho conquistado por las grandes masas. Odian a los sectores populares.

La crueldad de la politica.