Por Flavio E. Buchieri. Dr. en Economía. Profesor, investigador y consultor. Director Ejecutivo de El Club de Negocios. www.flaviobuchieri.com
Se le atribuye a Keynes, el gran economista inglés, la famosa expresión que dice así: “las ideas de los economistas y filósofos políticos, tanto cuando son correctas como erróneas, tienen más poder de lo que comúnmente se entiende. De hecho, el mundo está dominado por ellas. Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto”. Y esto es lo que hoy parece estar ocurriendo con el pensamiento económico de la Vice-presidenta, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), como quedó en evidencia el pasado lunes 20/6 en el Plenario de la CTA, a la cual ella asistió como invitada estrella del evento.
Es que CFK acaba de proponer una nueva teoría económica relativa a las causas de la inflación. En su largo relato de más de una hora, CFK negó que el déficit fiscal (y la consiguiente falta de dólares) sea la causa de la suba descontrolada de precios. Para ella, los precios aumentan porque no hay control. Así, un gobierno débil o incompetente es la verdadera causa tras la cual se esconde la inflación, la falta de dólares, el boom importador, la alta evasión y la fuga de capitales domésticos (nombrado por ella como Formación de Activos Externos) que esto genera. Es el gobierno que no controla a los vivos que hacen negocios a costa del resto de la sociedad.
Pues bien, ESTO ES FALSO. Y por varias razones. La teoría económica ha demostrado a nivel mundial y, en particular, sobre la base de la evidencia que arroja Argentina en los últimos setenta años, que la causa de los desequilibrios macro que históricamente ha tenido el país deviene de déficits fiscales crónicos, elevados y/o no financiables a largo plazo. Es por culpa del déficit fiscal que los dólares que se obtienen por el superávit de nuestras ventas al exterior no alcanzan para financiar la dolarización de los ahorros y/o rentas legales que los argentinos y sus empresas obtienen, en un intento por escapar de la inflación.
Si a eso se le suma que, por culpa del déficit se acumula deuda, el gobierno también va a necesitar dólares para pagar el servicio de amortización del capital adeudado y/o sus intereses. Esto presiona aún más sobre el mercado cambiario, aumentando la necesidad de una devaluación a futuro. Pero, por otro lado, cuando el déficit fiscal pierde atractivo para su financiamiento, la deuda se vuelve inestable con lo cual se comienzan a generar expectativas de un default cuya consecuencia es una suba de las tasas de interés que estrangulan la economía real.
La inestabilidad de la deuda y la persistencia de una alta tasa de riesgo-país, aún cuando la misma, por un lado, fue re-estructurada en el 2021 y, por el otro, se recondujo el acuerdo con el FMI hacen que las expectativas de un nuevo incumplimiento en el pago de los servicios de la misma estén a la “vuelta de la esquina”. Argentina ha declarado 8 defaults unilaterales de su deuda a lo largo de los últimos 130 años, amén de confiscaciones de activos, canjes compulsivos de depósitos por bonos, ahorro forzoso, entre otros, que han afectado la riqueza y bienestar de numerosas generaciones. Es por eso que, por más que el manejo del déficit sea adecuado, la propia tasa de riesgo-país tenga inercia a no caer. Y esto afecta a las posibilidades de financiamiento de particulares y empresas. Es por culpa del déficit fiscal que el país no crece, muy por el contrario de lo que proponía Keynes cuando rescataba el rol del gasto público como política contra-cíclica y/o de estabilización.
Las posibilidades que el déficit fiscal sea infinanciable y, por ende, la deuda caiga en default y/o sea reperfilada con plazos más largos, entre otros experimentos por acotar la pérdida que tendrán los tenedores de los bonos afectados, conduce a otros problemas. Ante el menor atisbo de que el contexto y/o las normas se van a cambiar para darle oxígeno a un sector público que se apresta a entrar en quiebra, las expectativas inflacionarias se reciclan y aceleran con lo cual el problema de la falta de dólares se agudiza ante lo que todo el mundo previene como una nueva devaluación de la moneda. Y, con ella, una nueva distribución del ingreso a favor del Estado y contra el sector privado.
La economía bimonetaria que CFK supone como el corset de fuerza que impide el desarrollo de una política económica doméstica que promueva la producción y el crecimiento es también producto del déficit fiscal. Todos los argentinos tienen sus activos fuera del alcance de la inflación. Como también los políticos. Así, el dólar se impone de hecho cuando la propia moneda doméstica es bastardeada a partir de todo lo que se hace en contra de ella.
Podría continuar con un largo listado acerca de todos los problemas que genera el déficit fiscal, del cual la inflación es sólo uno y, quizás, el más claro indicador de cómo los precios cambian por su culpa, con múltiples efectos colaterales sobre la producción y la pobreza a largo plazo. Sin embargo, el efecto más devastador del nuevo posicionamiento económica de la Vice-presidenta tiene que ver con su análisis de la historia, a la cual expresa remitirse en forma permanente.
Y aquí, no me cabe más que expresar que CFK acaba de DINAMITAR la política económica y los valores que su propio esposo expuso y llevó a cabo cuando fue Presidente: para poder hacer política económica, esto es, intervenir eficazmente sobre la economía y promover su transformación estructural, es necesario tener superávit fiscal y comercial. Es esa combinación, a la cual adscribo (aunque no soy kirchnerista), la que permitió mantener baja la tasa de inflación, desendeudar el país, encarrilar las relaciones económicas y políticas con el exterior y habilitar un proceso de aumento genuino en la inclusión de múltiples segmentos de la población al empleo formal y, con ella, al bienestar.
CFK no sólo desoyó las recomendaciones de su esposo. También se olvidó que ella misma, aún con el 54% de los votos que obtuvo en las elecciones de 2011, se vio obligada, en su segundo mandato, a imponer un cepo cambiario, con inflación en alza, déficits gemelos (fiscal y externo) en crecimiento y enorme formación de capitales en dólares de los argentinos en el exterior. Ella misma tuve un enorme poder. Pero aun así no puedo contener a los vivos que se abusan del resto!!!. Ella tuvo los mismos problemas que hoy le endilga al “incompetente” Presidente Alberto Fernández.
No es, entonces y en el fondo, que CFK está proponiendo una nueva teoría económica. La actual Vice-presidenta está lanzada a dar vuelta la página con el fracaso que ha implicado para ella nominar al actual Presidente de la Nación. Está leyendo que la sociedad (en particular, la clase media, quien es la que decide una elección presidencial) está girando hacia los valores que propone, por un lado la derecha (que le “come” votos al PRO) y, por otro lado, la izquierda, quien amenaza con “comerle” a ella misma sus propios votos. La guerra que le ha declarado al movimiento de piqueteros y planeros es la clara consecuencia de quien quiere congraciarse con dicha clase media. Para crecer en las mismas encuestas que hoy lee a diario.
“CFK candidata presidencial para el 2023”. ¿Le alcanzará con un cambio de discurso para llegar a la Presidencia por tercera vez?. “Amamos la historia pero renegamos de ella”. Construirá así a un nuevo relato, escondiendo el pasado. Su propio pasado. Una nueva Cristina Eterna!!!