Dormir bien es tan importante como tener una buena alimentación y hacer actividad física.  La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que dormir es una necesidad básica para la salud, la calidad de vida y el desempeño durante el día. La OMS recomienda dormir entre 6 y 7 horas al día, en las mismas horas.

El cuerpo humano puede pasar más tiempo sin comer que sin dormir. Una persona puede sobrevivir sin comer hasta seis semanas. Sin embargo, el cuerpo humano no puede sobrevivir sin dormir por más de 72 horas; la privación del sueño por tres días es mortal.

Jana Fernández, médica especialista en descanso y autora del libro Aprender a descansar explica “Dormir es una función fisiológica esencial. Durante el sueño se produce todo un proceso de limpieza de nuestro cerebro. Es cuando consolidamos la memoria y el aprendizaje y se equilibra nuestro sistema nervioso, por ejemplo, para tener una buena salud mental. Por la noche crecemos y se regeneran los tejidos, porque es el momento en el que segregamos mayor cantidad de hormona de crecimiento y se fortalece la respuesta inmune del organismo”.

Hay algunos motivos naturales por los que se duerme menos, por ejemplo, llegar a la vejez. Pero el insomnio está relacionado principalmente con un estilo de vida lleno de pantallas y luces artificiales y también con motivos emocionales. La tecnología, los horarios laborales, las múltiples actividades que hacemos, dejan bastante poco espacio para el sueño reparador. Lejos estamos de aquellas épocas en las que las personas vivíamos tranquilas en pequeñas poblaciones en las que por las noches solo se podían escuchar el canto de los grillos.

Cuando el día llega a su fin y se hace la noche, el cuerpo comienza a producir melatonina, la hormona del sueño. Si no hay oscuridad no hay melatonina. Si en la noche estamos expuestos a una luz artificial fuerte, en el cuerpo, en lugar de producirse melatonina, se produce cortisol que es la hormona del despertar y del estrés.

A todo lo dicho se suma una concepción cultural del cansancio como estatus. Quien duerme pocas horas y trabaja durante largos períodos de tiempo, es alguien exitoso. Para nuestra sociedad, quien descansa y toma la vida con un ritmo más tranquilo desperdicia el tiempo, es un holgazán que difícilmente llegará a triunfar y destacarse.

La ausencia de un buen descanso puede tener consecuencias, como el aumento de riesgo de enfermedades tales como la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Al mismo tiempo se incrementa la posibilidad de accidentes por falta de concentración, dificultades de aprendizaje y en niños y adolescentes, problemas de crecimiento.

El reconocido Dr. Daniel López Rosetti asegura “Cuando dormimos, descansa nuestro cuerpo y nuestro cerebro pasa por distintos períodos de intensa función mental. Tiene un efecto reparador al limpiar los desechos tóxicos que la función biológica y metabólica produjo durante la jornada, al mismo tiempo que se consolida la memoria. Dormir adecuadamente posibilita el dinámico equilibrio entre la razón y la emoción.”

Estamos biológicamente programados para dormir por las noches. Aún no hay indicios de una evolución que lleve a una reparación integral del cuerpo humano con menos de seis horas de sueño. Es necesario que le demos la importancia que tiene si queremos llevar una vida más saludable y que conectemos con algo tan básico de nuestra existencia.