Un estudio conjunto de PwC, Microsoft y Oxford revela que la IA no solo puede reducir emisiones y mejorar la eficiencia energética, sino que también podría compensar su propio consumo eléctrico.
La inteligencia artificial podría ser el próximo gran aliado en la lucha contra el cambio climático. Así lo sugiere un nuevo estudio desarrollado por PwC, Microsoft y la Universidad de Oxford, que analiza cómo la adopción masiva de IA podría tener un impacto netamente positivo en la sostenibilidad energética global, incluso considerando su alto consumo de energía.
Según el informe, la IA tiene el potencial de optimizar procesos, reducir desperdicios, anticipar comportamientos y disminuir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). De hecho, para 2035 se estima que esta tecnología podría reducir entre un 0,5% y un 1.1% el consumo total de energía, y entre un 0,3% y un 1.9% las emisiones globales de GEI.
Estas cifras consideran incluso el incremento proyectado del consumo energético en centros de cómputo, que podrían llegar a consumir tanta electricidad como Japón en los próximos años.
«La inteligencia artificial ya está ayudando a predecir temperaturas para optimizar el uso de aires acondicionados, rediseñar rutas de vuelos y embarques, e incluso a mejorar la producción de cemento, uno de los mayores emisores de carbono», explica Roberto Cruz, socio de PwC Argentina a cargo de Innovación Digital e IA.
Con estas herramientas, la IA podría no solo equilibrar su impacto energético, sino convertirse en un catalizador para una transición verde en toda la economía. PwC desarrolló un modelo para simular este efecto: si la eficiencia lograda por IA en sectores industriales equivale siquiera a una décima parte de su tasa de adopción, compensaría su propio consumo energético en los centros de datos.
Los centros de cómputo son hoy una de las mayores fuentes de consumo energético vinculado a IA. Se estima que su consumo crecerá entre 13% y 16% hacia 2035, a pesar de los avances tecnológicos como chips más eficientes y métodos innovadores de enfriamiento. En este contexto, Microsoft anunció inversiones por 80 mil millones de dólares en nueva infraestructura solo para el año fiscal 2025.
La IA no solo consume: también ayuda a ahorrar. El estudio destaca múltiples casos de uso en industrias, como la gestión de cargas de vehículos eléctricos o la optimización energética en procesos de manufactura. Las inversiones en startups de tecnología climática que aplican IA aumentaron seis veces en un solo año, pasando de mil millones en 2023 a seis mil millones en 2024.
«Con el enfoque adecuado, la IA puede ser clave para lograr la sostenibilidad energética. Las empresas tienen la oportunidad de ser parte de la solución, incorporando estas herramientas en sus procesos», afirma Diego López, socio de PwC Argentina en Sustainability & Climate Change.
El informe concluye que el impacto climático de la IA dependerá de su adopción responsable y de cómo se combine con fuentes de energía renovable. En lugar de agravar la crisis energética, esta tecnología podría ser una pieza clave en su resolución.
Fuente: Mejor Energía