La superficie de cultivos de servicios alcanzó las 453.000 hectáreas, lo que representa un aumento del 6% en comparación con la campaña anterior. Sin embargo, solo el 11% de los productores adoptaron esta práctica, el nivel más bajo desde 2016/17, cuando se registró un 9%.

Esto pone de manifiesto la necesidad de seguir impulsando los cultivos de servicios para mejorar la productividad y volver a los valores alcanzados entre 2019 y 2022.

Los cultivos de servicios son especies vegetales que se establecen entre dos cultivos, no son pastoreados, incorporados, ni cosechados, quedando en superficie protegiendo al suelo y liberando nutrientes como resultado de procesos de degradación de la biomasa aérea y radicular.

Entre sus funciones se destacan la mejora de la fertilidad del suelo mediante el aporte de materia orgánica, la fijación biológica de nitrógeno y la reducción de la lixiviación de nutrientes. Además, mejora la distribución del agua al aumentar la macroporosidad, disminuye la erosión hídrica al evitar el escurrimiento, incrementa el almacenaje de agua mediante una menor evaporación y drenaje, y contribuye al control de malezas y plagas.

Entre los posibles aspectos negativos se destacan el costo de implementación y la falta de conocimiento en su manejo. Esto último se relaciona con la elección de las fechas de siembra, el tiempo y método de desecación y la interferencia en el uso del agua, lo cual podría afectar la implantación del cultivo posterior o comprometer su rendimiento.

Productores que realizan cultivos de servicio
La siembra de cultivos de servicios en la campaña 2023/24 fue realizada por el 11% de los productores. Después de cinco campañas donde los valores fueron incrementándose, este indicador ha descendido desde la campaña 2020/21 hasta la actual del trabajo, en parte debido al déficit hídrico que caracterizó a este periodo. Todos los cultivos consumen agua a lo largo de su ciclo y esto no es ajeno a los cultivos de servicios, donde es fundamental incorporar prácticas de manejo eficientes.

Se destaca la zona del Sur de Córdoba con un 30% de productores, muy por encima de NOA donde el porcentaje alcanza a la mitad de este. Por otro lado, la zona Núcleo fue donde se encontraron valores mínimos.

Teniendo en cuenta que a nivel general el porcentaje de productores que realizó cultivos de servicio descendió versus la campaña 2022/23, se detalla que dentro de las zonas ReTAA también descendió a grandes rasgos, salvo en NEA Oeste y Sudeste de Buenos Aires donde aumentó. Las mayores caídas se observan en Centro Norte de Córdoba y Centro Este de Entre Ríos.

Superficie sembrada con cultivos de servicios
En la campaña 2023/24, se destinaron 453.000 hectáreas para la siembra de cultivos de servicios, alcanzando un valor similar en comparación a la campaña anterior. Al igual que ocurre con el caso del número de productores, en la campaña 2022/23, la disminución en superficie sembrada se debió en parte a la sequía que afectó considerablemente la incorporación de esta práctica de manejo, teniendo efectos también sobre la campaña 2023/24. Si bien los cultivos de cobertura evitan pérdidas de agua del suelo mediante menor escurrimiento y evaporación, necesitan el consumo hídrico para elaborar materia seca.

 Fuente: Todoagro.com.ar