Una nueva propuesta de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA) encendió las alarmas en el mercado sojero internacional. El organismo presentó el pasado 13 de junio una iniciativa para elevar significativamente los volúmenes obligatorios de biodiésel y diésel renovable que deberán mezclarse con combustibles fósiles a partir de 2026, lo que podría tener un fuerte impacto en la demanda de aceite de soja y en los precios de toda la cadena del complejo oleaginoso.

Según un análisis reciente de Hedgepoint Global Markets, aunque la propuesta aún se encuentra en las primeras etapas del proceso regulatorio, ya comenzó a generar movimientos en los mercados de futuros en Chicago, particularmente en los contratos vinculados a soja, harina y aceite. Se espera que la volatilidad continúe al menos hasta agosto, cuando se cierre el periodo de comentarios públicos y la EPA avance en la definición del texto final.

El plan de la agencia estadounidense prevé que el volumen obligatorio de biocombustibles aumente de 3.350 millones de galones en 2025 a 5.610 millones de galones en 2026, lo que representaría una suba del 67%. De concretarse, sería el mayor incremento en la historia del mandato federal para mezclas de combustibles renovables en Estados Unidos.

De cara a 2027, la propuesta proyecta un nuevo aumento hasta alcanzar los 5.860 millones de galones. No obstante, Hedgepoint se enfoca en el análisis de escenarios para 2026, año clave para la industria del biodiésel, mientras continúa abierto el periodo de consultas públicas hasta el próximo 8 de agosto.

Capacidad de procesamiento en expansión

En paralelo, la industria aceitera estadounidense se prepara para responder a la potencial suba en la demanda. De acuerdo con datos de abril de la Asociación Americana de la Soja (ASA), la capacidad actual de trituración en Estados Unidos asciende a 69,4 millones de toneladas anuales.

A su vez, ya están en marcha varios proyectos de ampliación de plantas existentes y construcción de nuevas instalaciones en estados como Dakota del Sur, Kansas, Illinois, Ohio y Luisiana. Si se completaran todas estas iniciativas antes de 2026, la capacidad total podría escalar a 74,5 millones de toneladas anuales, lo que representaría un incremento de 5,1 millones de toneladas. Incluso si se concretara solo el 50% de estas inversiones, el impacto sería significativo.

El aumento de la capacidad instalada y el nuevo mandato propuesto por la EPA configuran un escenario de mayor presión sobre la materia prima, con posibles efectos alcistas sobre los precios de la soja y sus derivados en los mercados internacionales.