Un informe de CARSFE (Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe)  y Meprolsafe (Mesa de Productores de Leche de Santa Fe) advierte que el fuerte aumento de los costos productivos, sin una mejora equivalente en el precio de la leche, está deteriorando la ecuación económica del tambo.

Sostienen que “la combinación de insumos en alza, atraso del valor en tranquera y endeudamiento creciente pone en riesgo la continuidad de numerosas unidades productivas”.

La rentabilidad de la lechería vuelve a quedar en el centro del debate. Un informe elaborado en conjunto por CARSFE y la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe) expuso un escenario de fuerte deterioro económico para los tambos, producto de una combinación de costos en alza, precios estancados y endeudamiento acumulado.

El trabajo fue presentado esta semana en la Sociedad Rural de Rafaela, durante un encuentro de cierre de año entre ambas entidades, y se apoya en datos oficiales del Ministerio de Desarrollo Productivo de Santa Fe, del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA), del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina y en relevamientos propios de costos e insumos.

Costos que suben

Uno de los puntos centrales del informe es la evolución de los costos de producción, que muestran incrementos significativos sin un correlato en el precio que recibe el productor en tranquera de tambo.

Según detalló Nicolás Lungo, en representación de la entidad anfitriona y CARSFE, los insumos vinculados a la alimentación animal registraron subas “muy por encima de la inflación”.

La harina de soja aumentó un 75% entre noviembre de 2024 y noviembre de 2025; el balanceado comercial para vacas lecheras, un 64%; el grano de soja, un 61%; y el maíz, un 46%. A esto se suman incrementos del 33% en combustibles y del 21% en el costo de producción del ensilado por hectárea.

Desde CARSFE y Meprolsafe advirtieron que este desfasaje entre costos y precios se combina con un alto nivel de endeudamiento de corto plazo.

“La alimentación explica entre el 30% y el 50% del costo del litro de leche. Con estos valores, la eduación económica se vuelve cada vez más ajustada”, señalaron desde las entidades.

Al mismo tiempo, el precio percibido por el productor muestra un marcado atraso. Tomando el tipo de cambio del Banco Nación, el valor de la leche ronda los 32,8 centavos de dólar por litro, con una caída interanual cercana al 25% en dólares.

Ajustado por inflación, el retroceso real es aún mayor, mientras que los precios finales de los lácteos en góndola continúan en alza.

Endeudamiento y riesgo productivo

Desde CARSFE y Meprolsafe advirtieron que este desfasaje entre costos y precios se combina con un alto nivel de endeudamiento de corto plazo, generado en muchos casos por eventos climáticos adversos y por problemas productivos, como el impacto de la chicharrita en el maíz. El precio de la leche cruda quedó muy retrasado respecto de los principales insumos del tambo.

“La suma de altos costos, bajos precios y compromisos financieros está poniendo en riesgo la continuidad de muchas unidades productivas”, señalaron durante el encuentro. La preocupación, remarcaron, es que el escenario derive en una caída significativa del número de tambos si no se corrigen estas variables.

Exportaciones en alza

Otro de los ejes del informe fue desmitificar la idea de una sobreproducción de leche. La producción acumulada en los primeros once meses de 2025 se ubica en torno a los 10.572 millones de litros, apenas por encima del promedio histórico y en línea con los volúmenes de los últimos años.

“Estamos en un proceso de recuperación para volver a los valores históricos, no frente a un exceso de leche”, explicó Lungo. En ese marco, los productores advirtieron que la producción per cápita continúa cayendo desde 2011-2012, mientras la población sigue creciendo.

No sobra nada. Los dirigentes refutaron la idea de una sobre oferta de materia prima, recurriendo a la estadística de producción anual de la última década.

En cuanto al mercado externo, las exportaciones lácteas muestran un desempeño récord. En los primeros diez meses del año se exportaron 337.000 toneladas, con proyecciones que podrían llevar el total anual a 415.000 toneladas, el mayor volumen de la última década. Para las entidades, estos números confirman que no existe un problema de sobrestock.

Roberto Perracino, presidente de Meprolsafe, repasó los principales ejes de trabajo que las entidades vienen impulsando con la industria: reducción de la informalidad, un plan sanitario a largo plazo, mejoras en logística y transporte, generalización de caudalímetros, pago por calidad y acciones de promoción del consumo.

Sobre este último punto, remarcó la preocupación por la caída del consumo interno de leche y la necesidad de recuperar niveles históricos, por encima de los 200 litros per cápita anuales.

Urgencias económicas

Desde CARSFE, Alfredo Trionfini advirtió que, si bien existen ámbitos de diálogo con la industria, las soluciones de corto plazo no llegan con la velocidad que el sector necesita. “Los tiempos institucionales no siempre coinciden con la urgencia económica que hoy tienen los tambos”, señaló.

El mensaje final del informe fue claro: sin definiciones que permitan recomponer la rentabilidad, el riesgo de una crisis más profunda en la producción primaria sigue latente. Para las entidades, el desafío pasa por lograr una cadena más eficiente y equilibrada, que permita sostener a los productores en un contexto cada vez más ajustado