Por Guillermo Ricca. Dr. en Filosofía

Las viejas clases dominantes de la Argentina saben pocas cosas porque su pasado culto es nada más que eso: un pasado sepultado en el olvido familiar. Las viejas oligarquías, sin embargo, saben una sola cosa: su riqueza y su poder es efecto de cierto azar asociado al crimen. Una violencia que ni siquiera es fundadora: es un limbo entre la violencia colonial y el siglo de los golpes de Estado. Por eso mantienen la guardia alta: porque saben que el mismo azar que les legó las tierras más fértiles del mundo puede mañana, en un golpe de manos, quitárselas. Esa es la razón por la cuál puede decirse con razón que el anti peronismo, las políticas anti populares y antidemocráticas de las derechas, son en realidad, anteriores al peronismo.

El ser gorila es el auténtico ser argentino, al menos el más viejo y rancio. Millones de boludos nadan con la corriente de sus opresores: así van las clases medias, en coche al muere, como dice un viejo poema de Borges sobre Facundo Quiroga. Resulta que hoy, miles de profesionales que le deben su título a la universidad pública votan su destrucción. Miles que se hicieron su casa gracias al plan Procrear, aplauden como focas el fin de las políticas públicas de vivienda en un país con una crisis habitacional sin precedentes, semejante quizás, a aquél país que vivió la huelga de inquilinos al comienzo del siglo XX. Sólo que esta vez no tenemos aluviones inmigratorios sino nuevas leyes de residencia y muros en la frontera con Bolivia, porque se sabe que Milei  es un imitador farsante de Donald Trump. La farsa de la farsa.

En este país, el sistema judicial es un sistema criminal. El poder más corrupto de la Argentina es el Poder judicial cuyos integrantes se suponen miembros de vaya a saber qué monarquía que por acá desconocemos. Odian todo lo que no pueden tener: ni deseo de saber, ni laboriosidad ni deseo de construir nada en común. Odian al pueblo.

La causa vialidad está plagada de parcialidades: desde los jueces del paddle y el fulbito con Mauricio Macri hasta Lago Escondido; desde el show de Luciani sin pruebas, pero plagado de adverbios hasta estos supremos decretados contra la constitución nacional. Algo huele muy mal en el Poder judicial argentino, el poder de la antidemocracia.

Como dice Cristina: la grieta la crearon los gorilas que fusilaron a todo aquel que no les gustaba: desde los obreros de José León Suárez, pasando por Juan J Valle hasta los treinta mil desaparecidos que, en un noventa por ciento, son peronistas. No eran, son.

Hoy, están de orgía. Pero, la taba se va a dar vuelta. Un día se va a dar vuelta. Es bueno saber de qué lado de la mecha va a estar cada uno, ese día.