Luego de más de 40 años de ser un protagonista clave en agricultura, esta bacteria sacó su DNI en nuestro país. Se trata “Azospirillum argentinense”, una rizobacteria promotora de crecimiento vegetal que contribuye al desarrollo de cultivos extensivos y que se usa en la agricultura argentina desde hace más de cuatro décadas.
Estudios realizados por investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales en conjunto con grupos de investigación de otras universidades argentinas, brasileras y del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA) del INTA, permitieron clasificar esta bacteria de gran utilidad en la producción de inoculantes en nuestro país. El trabajo fue desarrollado casi en su totalidad durante la pandemia y recientemente publicado en el prestigioso International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology (DOI 10.1099/ijsem.0.005475).
Todo comenzó con la bacteria Azospirillum brasilense Az39, la cual fue aislada en 1982 por el Ing. Agr. Enrique Rodríguez Cáceres a partir de rizosfera de trigo en la localidad de Marcos Juárez, (Córdoba). Se encuentra depositada en la colección del Laboratorio de Bacterias Promotoras del Crecimiento Vegetal del IMYZA-INTA y se usa en Argentina desde hace más de 40 años para la formulación de inoculantes destinados al tratamiento de más de 60 especies vegetales de importancia económica para nuestro país.
Pero la nueva investigación, en la que participaron científicos de la Facultad, determinó que Azospirillum brasilense Az39, una de las cepas más utilizadas para la formulación de inoculantes destinados a una larga lista de cultivos, fuera recientemente clasificada como una nueva especie del género, denominada Azospirillum argentinense junto a otras cepas de igual importancia como Az19 y REC3, también utilizadas en el ámbito nacional.
Después de haber hecho todos los estudios, los investigadores lograron determinar que este microorganismo corresponde a una especie diferente, una que no existía y, a la vez, detectaron que hay otras bacterias que forman parte de esa especie. De esta manera, los científicos lograron identificarla correctamente, propusieron que se realice una reclasificación y se la denomine Azospirillum argentinense, por eso los científicos expresan con alegría y de manera metafórica que “sacó el DNI argentino”.
El género Azospirillum ha sido identificado en suelos agrícolas de diferentes partes del mundo, por lo que se lo considera como un verdadero colonizador de las plantas y un modelo de bacteria promotora de crecimiento. Existen reportes para más de 100 especies vegetales colonizadas por esta bacteria, donde asociadas al sistema radicular, contribuyen de manera significativa con su crecimiento, desarrollo y productividad.
El doctor Fabricio Cassan, del Departamento de Ciencias Naturales de la Facultad e investigador independiente del Instituto de Investigaciones Agrobiotecnológicas (UNRC-Conicet) y uno de los mayores especialistas de la temática en nuestro país, dijo que “Azospirillum es un género de bacterias con capacidad de modificar el crecimiento y funcionalidad de las plantas, principalmente a nivel de sus raíces y que por esta razón, ha sido extensamente estudiada en todo el mundo y particularmente utilizada en la agricultura de nuestro país”.
Indicó que, en los últimos años, hubo un aumento significativo del uso de inoculantes formulados a base de Azospirillum (más de 20 millones de dosis comercializadas en América del Sur), lo que posiciona a esta bacteria como el segundo principio activo de origen biológico de mayor utilización en Argentina y en el continente americano para agricultura.
Explicó que “casi la totalidad de los productos biológicos que se formulan en nuestro país, se hacen utilizando esta nueva especie de Azospirillum, que en la actualidad y luego de numerosos estudios fenotípicos y moleculares ha sido clasificada como Azospirillum argentinense”, destacó.
Cassan precisó que este trabajo representa la continuidad de una línea de investigación que se inició en el 2012 con la obtención de la secuencia completa del genoma de esta bacteria, lo que derivó directamente en la investigación desarrollada recientemente, la que marca un hito en la comprensión taxonómica de un género bacteriano que acompaña nuestra agricultura desde hace más de 40 años y que contribuye significativamente al desarrollo tecnológico, innovación y crecimiento del sector agropecuario, principalmente por su carácter sustentable para los sistemas productivos.
El académico constata una evolución en el ámbito de la investigación desde la llegada de la era genómica. Inicialmente el género Azospirillum estaba asociado al proceso de fijación biológica de nitrógeno, pero en la actualidad sabemos que la interacción con la planta va más allá de esta capacidad o incluso de la producción de fitohormonas y el aumento del crecimiento radical. Hoy se postula la existencia de una interacción más compleja que, de manera general, mejora la eficiencia de las plantas para captar agua y nutrientes desde la matriz del suelo.
“Cuando inoculás con esta bacteria, la cantidad de fertilizante necesaria para igualar una respuesta productiva es menor, por lo que hay un ahorro y un menor impacto en el ambiente. El sistema radical se modifica por la presencia del microorganismo, crece más y aumenta su eficiencia para la toma de nutrientes desde el suelo. Lo que aún se desconoce es el mecanismo por el que la planta “entiende” la presencia de la bacteria en sus tejidos, pero estamos trabajando para tratar de dar una respuesta”, describió el científico.
Trabajo interinstitucional
Este importante trabajo de investigación fue realizado en colaboración entre múltiples actores del ámbito académico nacional como el IMYZA INTA, la Universidad Nacional de Río Cuarto, Universidad Nacional de Mar del Plata, Universidad Nacional de Tucumán y del exterior, como la Universidad Federal Rural do Rio de Janeiro, PROADI-SUS, Instituto de Biociências, de Porto Alegre y el Embrapa Agrobiologia de Brasil.
(Fuente: Comunicación de Ciencias Exactas)