Pablo Gustavo DÃaz.  Consultor en marketing polÃtico
En la columna anterior y desde muchas anteriores a la anterior te he venido contando en estas páginas cómo la inmensa mayorÃa de los Ãndices de medición que manifiestan los fenómenos sociales, polÃticos y económicos venÃan siendo negativos para el gobierno de Alberto Fernández. No los voy a repetir ya son harto conocidos.
El fracaso de todos los intentos, no solo de este gobierno del Frente de Todos, sino también del anterior gobierno de Cambiemos y el anterior del Frente para la Victoria, por acomodar “gradualmente†las variables económicas y sociales (el “dunga-dunga†de la nota anterior) concluyó con la implosión del gabinete económico de Alberto Fernández, Guzman-Batakis, abriendo la puerta a la llegada del mesÃas, Sergio Massa.
Las expectativas generadas por el propio Massa, refrendadas por el cÃrculo rojo (polÃtico, financiero y mediático) y aceptadas por la mayorÃa de la sociedad, en cuanto a un rápido freno a la inflación y crecimiento de la actividad económica, solo pueden ser satisfechas aplicando una polÃtica de shock (dando por cierto el trascendido que “el mundial†serÃa la fecha impuesta por el propio gobierno o autoimpuesta por el propio Massa para lograrlo). Shock de confianza que deviene, en el plano material de la aplicación de un programa fiscal y monetario super ortodoxo (“la muerte†de la nota anterior).

Imagen extraÃda de un estudio nacional de opinión pública efectuado por la consultora Zuban/Córdoba & Asoc. del mes de agosto.
De hacerse realidad esta conjetura mÃa, asistirÃamos a un cambio de rumbo del gobierno y del paÃs hacia la dirección geográfica contraria a la que se lo dirigió en los últimos 14 años. Es decir, hacia la derecha, considerando que para buena parte del “pensamiento argentino†la responsabilidad fiscal, la apertura económica, la toma de créditos en el mercado financiero, la baja de impuestos, etc. son polÃticas económicas de derecha.
Vale decir que, fiel a su estirpe pragmática, el peronismo se quitarÃa las prendas socialistas de los setenta del siglo pasado con las que se vistió en las últimas décadas de este nuevo milenio para volver a vestirse con las prendas liberales de los noventa. Década en la que Alberto Fernández formaba parte del gabinete económico del ministro Domingo Cavallo, Sergio Massa militaba en la alsogaraÃsta liberal UCD, Oscar Parrilli defendÃa en el congreso la privatización de YPF, Néstor Kirchner refugiaba la plata del petróleo de Santa Cruz, en dólares colocados en bancos del extranjero, y su esposa Cristina daba notas a la prensa televisiva hablando loas de Menem y Cavallo.
Pero, si has seguido mis notas y los estudios de opinión realizados por nuestra consultora, sabrás también que la inflación y su consecuente caÃda del poder adquisitivo, no es la única preocupación de la gente; también la acosa la inseguridad. Luego de la crisis económica del 2001 sobrevino en argentina la crisis de la inseguridad, puesta en evidencia en 2004 por medio de grandes marchas ciudadanas organizadas por el entonces famoso “ingeniero†Carlos Blumberg luego del secuestro y asesinato de su hijo Axel. No temo equivocarme si afirmo que la “ingeniera Blumberg†de hoy es, de alguna forma, Patricia Bullrich.

La imagen corresponde al monitor nacional de Opinión Pública Digital del mes de julio de PGD Consultores
Su paso por la secretarÃa de seguridad. Su discurso duro respecto al tratamiento del orden social, el castigo del delito y el apoyo a las fuerzas de seguridad, la ubican en ese espacio de percepción del electorado y son motivo de su alta imagen polÃtica e intención de voto.
Valde decir entonces que, si como auguran los que saben de polÃtica cuando afirman que, “si Sergio Massa arregla el problema económico es el candidato puesto del peronismo a presidente 2023â€, restándole los votos utilitaristas a Horacio Larreta y Javier Milei (esos que votan con el bolsillo); y la inseguridad y la imagen de Bullrich se siguen manteniendo altas; la próxima contienda electoral presidencial en argentina podrÃa disputarse entre dos expresiones (reales y simbólicas) de la derecha. Mi conjetura, hipotética, entonces es la que plasmé en el tÃtulo de esta nota: “luego del dunga-dunga viene la derechaâ€.