Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio
Con mas incertidumbres que certezas, con mucho para reflexionar y analizar, con temores bien fundados y con la preocupación lógica de un futuro que se presenta incierto, llegamos al mes de diciembre de un año que puede ser visagra en nuestra existencia. La complejidad del futuro es inquietante. En nuestros años de profesión hemos transitado distintas y diversas etapas, y con cada proceso político se generaron expectativas distintas. Lo cierto es que nunca antes el futuro se presentó con tanta claridad y desparpajo: la va a pasar mal la población. Lo anunciaron, lo explicaron y lo desarrollaron para que no queden dudas. Y la ciudadanía voto en favor de esa propuesta.
Sin embargo, aun cuando la población se dejó llevar por el enojo justificado por las escasas respuestas a sus demandas, no se contempló la gravedad del escenario que se proponía. Y quizá muchos de esos enojados terminen siendo perjudicados con aquellas propuestas elegidas. Y lo que es peor, sus condiciones individuales sean aún más complejas.
El gobierno que encabezó Alberto Fernández y que concluye, fue en muchos aspectos muy tibio. La tibieza no es una característica que se destaque positivamente en la sociedad argentina. Y mucho menos en un gobierno de tinte justicialista. Tuvo muchos aspectos positivos y también una inacción cuestionable hasta el enojo, en temas trascendentales para los argentinos que apoyaron ese proyecto.
Quedo claro además que los frentes electorales sin liderazgos, con enfrentamientos y quitas de apoyo en el desarrollo de un recorrido de gestión, fracasan. Eso le sucedió a quienes formaron la coalición de gobierno que se va. Fracasaron todos, no hay excusas ni responsabilidades distintas. Incluso en algunos aspectos tuvieron conductas de irresponsabilidad, con personalismos que hartaron a todos, incluso a sus mismos electores. Eso explica la llegada al poder de los libertarios.
La flamante expresión política que accedió al poder en nuestra Nación, se justifica en un puñado de razones. La primera, el enojo de la ciudadanía. Enojo, decepción y hartazgo. Falta de expectativas y oportunidades, de expectativas y de liderazgos. Y la figura de Milei les permitió soñar con un cambio de paradigma: apostar por lo atractivo aun siendo desconocido.
Otra de las razones, se explica en la forma de contar, de comunicar, de vender el producto Libertario. Cuando desde el gobierno nacional se repetían modelos perimidos, que atrasaban y no generaban expectativas, el formato libertario ocupo el centro de la escena. Comunicaron bien, con estrategia y eficiencia. Leyeron la realidad como nadie, y generaron una ola de confianza y centralizaron en Milei la figura de la rebeldía y el cambio. Y fueron eficientes.
Comunicar sin sustento, con contenidos erróneos y sin captar la esencia de quienes consumen el mensaje, siempre trae aparejados resultados negativos. En la era de informática, de lo inmediato, de lo veloz, no se puede insistir con viejos formatos.
También es cierto que promocionar consignas es eficiente, pero ayuda a la confusión. Lo rápido y veloz no siempre cuenta lo profundo de un mensaje. Por eso cuando se vendió la motosierra como mensaje, genero impacto. Mayoritariamente se genero un concepto de corte de un proceso, de una realidad. Lo que luego se va a comprobar es la realidad de esos cortes y sus alcances. Y lo que fue eficiente en un principio, terminara evidenciando lo engañoso del mensaje. Pero ya será tarde.
El gobierno de Fernández se va debilitado, repudiado y ninguneado. Y todo es por mérito propio. Pero en ese gobierno había otros actores. Cristina Fernández también abandona el poder con un panorama similar. Esa fue una sociedad política que fracasó. Y ellos tienen mucha responsabilidad del humor social, el enojo y el hartazgo de una sociedad que nunca encontró las respuestas a sus demandas.
Lo que viene propone un escenario complejo, difícil, quizá muy duro para muchos. Seguramente habrá quita de derechos para varios sectores, penurias financieras y una gran incertidumbre en el corto y mediano plazo. Pero eso es lo que eligió la sociedad.
Tendremos un fin de año complejo, con poco para festejar y mucho para reflexionar.