Así lo consignó el sitio de periodismo de investigación www.elarchivo.com

Incluso para los Estados que ven a China como una mano bondadosa que los ayuda a enfrentar crisis locales, queda cada vez mÔs claro que la aparente ayuda representa mÔs un peligro futuro que otra cosa. Es decir, lo que hoy es ayuda a partir de una necesidad, mañana puede transformarse en una amenaza o un problema para el país que recibe dicha cooperación. Esta parece ser parte de la estrategia de política exterior de Xi Jinping. 

El gobierno chino expande sin parar su presencia en el mundo. La Nueva Ruta de la Seda China, la monumental estrategia de conquista del mundo postergado o en desarrollo, cada vez suma mÔs aliados. China se acerca a los Estados, principalmente, a partir de dos instrumentos. Por un lado, la ayuda financiera directa. Es decir, créditos o donaciones a países que deben enfrentar crisis económicas y financieras de gran magnitud. En el caso de los créditos, las condiciones de repago suelen ser muy perjudiciales para quienes los reciben: tasas mÔs altas que las del FMI u otros prestamistas de la banca internacional, prioridad para China en el repago de deudas que contraiga el país y clÔusulas secretas caracterizan a cada uno de los créditos que ofrece China. El segundo, quizÔ el mÔs utilizado, es la infraestructura. O, mejor dicho, la realización de impresionantes obras de infraestructura en países en vías de desarrollo o de desarrollo bajo. Son obras que los países, por sí solos, pasarían décadas antes de poder realizarlas.

Todos estos cuestionamientos, llevaron a mÔs de un centenar de ONG de nuestra región a preguntar a China por las malas condiciones en las que estas obras son llevadas a cabo. A continuación, repasamos cuÔles fueron esas preguntas, como así también cuÔles fueron las respuestas que China dio a los cuestionamientos.

América latina expuso una situación común en todo el mundo 

El cuestionable accionar de China no es exclusivo de América latina. Pero sí fue nuestra región la que impulsó una consulta. El Banco de Desarrollo de China (BDC) es la banca predilecta de China para ejecutar estas obras. Es una de varias instituciones y empresas locales involucradas en la gestión de estas monumentales obras. Pero, en nuestra región, es la principal. En este marco, casi 150 organizaciones de la sociedad civil del continente, apoyadas por otras casi 50 instituciones de todo el mundo, presentaron una carta al BDC cuestionando las condiciones en las que muchas de estas obras se realizan.

Las OSC representan a buena parte de los países de la región: Perú, Chile, Ecuador, PanamÔ, Argentina, Uruguay, Colombia, República Dominicana, Guatemala, México, Bolivia, Chile, Brasil, Honduras y Venezuela. En la carta, las OSC cuestionan al BDC por las condiciones en las que estas obras se llevan a cabo. Los cuestionamientos tienen que ver con todo el proceso de implementación: desde la letra de los contratos, que omite estÔndares internacionales de relevancia, hasta la ejecución misma de las obras, que muchas veces genera mÔs afectación que beneficios.

A partir de esta situación, decidimos indagar en esas cuestiones que China o, en este caso, el BDC, se niegan a responder. Nuestro anÔlisis derivó en la identificación clara de cuatro Ôreas sobre las que China se niega a dar información.

Qué es lo que China no quiere responder 

  • Medio ambiente y comunidades indĆ­genas, en peligroĀ 

El primer cuestionamiento que hacen las ONG tiene que ver con la afectación del medio ambiente y de los derechos de las comunidades indĆ­genas. Concretamente, seƱalan que ā€œel BDC ha orientado su financiamiento principalmente a proyectos extractivos y de infraestructura en la regiónā€ y que ā€œvarios de estos proyectos estĆ”n ubicados cerca o dentro de Ć”reas ecológicamente vulnerables y en territorios indĆ­genasā€. Las organizaciones afirman que los proyectos en cuestión ā€œhan arrancado con Estudios de Impacto Ambiental incompletos y desactualizados, y/o sin contar con el consentimiento libre, informado y previo de los pueblos indĆ­genas y comunidades tradicionales que habitan en los territorios impactados por tales proyectosā€.

  • La inexistencia de una polĆ­tica de responsabilidad ambiental y socialĀ 

El segundo gran cuestionamiento apunta directamente a la dinĆ”mica de trabajo del BDC. Afirman que el banco ā€œno cuenta con polĆ­ticas o salvaguardas ambientales y sociales que sean pĆŗblicas y mandatorias. Tampoco cuenta con un departamento o equipo dedicado a evaluar y manejar los riesgos socioambientales, y tĆ­picamente no responde a los pedidos de las OSC de ALC que han buscado comunicarse con el banco para informar y remediar los impactos negativos de sus prĆ©stamosā€. Directamente, acusan al BDC de, deliberadamente, no hacerse responsable de eventuales (pero muy probables) consecuencias de sus obras. Y tambiĆ©n de ignorar los reclamos.

  • La corrupción en los procesos de implementación de las obrasĀ 

Una tercera demanda tiene que ver con la opacidad con la que el BDC opera en la región y con la corrupción en sus procesos. ā€œUn velo de opacidad rodea las operaciones del BDC. La falta de información pĆŗblica del banco hace virtualmente imposible conocer a cabalidad los proyectos financiadosā€, afirman. En la carta, las casi 150 OSC directamente hablan de corrupción: ā€œEl BDC ha continuado apoyando algunos proyectos millonarios empaƱados por ineficiencia, corrupción y considerables impactos negativos socioambientalesā€.

  • La nula participación de las comunidades afectadasĀ 

A partir de lo conversado con de Souza, hay un cuarto cuestionamiento central. Lo que mĆ”s preocupa a su organización son dos cosas. ā€œPrimero, cómo se ve limitado el acceso a la información y a la participación ciudadana sobre este financiamiento. Segundo, cómo afectan estos proyectos a las comunidades locales y al ambienteā€, comentó. Generalmente, el financiamiento chino viene para mega obras de infraestructura.

MÔs allÔ de la falta de respuesta a estas cuatro cuestiones particulares, las ONG fueron por mÔs y adelantaron en la misma carta pedidos al BDC, quizÔ adelantÔndose a que jamÔs recibieron respuesta a sus inquietudes. Entre ellos, se destacan: reorientar su política de financiamiento energético en el extranjero apartÔndose de la construcción de grandes represas y de la extracción de combustibles fósiles; establecer sistemas eficientes y modernos de gobernanza ambiental y social; crear un departamento de evaluación ambiental; mejorar la comunicación de sus proyectos, especialmente a las comunidades afectadas; abstenerse de financiar proyectos y de aceptar recursos naturales (como forma pago de sus préstamos) que se encuentren y provengan de territorios indígenas y comunidades tradicionales en los cuales no se haya obtenido el consentimiento; abstenerse de financiar proyectos que promuevan la deforestación o afecten Ôreas protegidas; y desarrollar una estrategia de alivio de la deuda específicamente diseñada para apoyar a los países de ALC.

Fuente: www.elarchivo.com