La Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) celebró el viernes 16 de agosto su 311° acto de colación de grado, en el que 111 flamantes profesionales recibieron sus diplomas en dos emotivas ceremonias realizadas en el Aula Mayor.

Por la mañana, desde las 10, se llevó a cabo la entrega de títulos a 20 graduados de Agronomía y Veterinaria, 16 de Ciencias Económicas y 23 de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales. Por la tarde, a partir de las 13, fue el turno de los 44 egresados de Ciencias Humanas y 8 de Ingeniería.

Ambos actos fueron presididos por la rectora Marisa Rovera, quien también tomó juramento a los nuevos profesionales. Estuvo acompañada por autoridades universitarias y de cada facultad, mientras que la parte artística estuvo a cargo, en la mañana, de las sopranos Virginia Bordone y Laura Altamirano, y por la tarde, del Coro Universitario dirigido por Cintia Granados, que interpretó un repertorio folclórico.

“El rol de la universidad pública se vuelve más vital que nunca”

En su discurso, la rectora Marisa Rovera destacó la relevancia de la educación superior en el actual contexto del país. “No podemos ignorar que este momento se enmarca en un contexto de serios desafíos para la educación superior en Argentina, donde nuestras universidades atraviesan una crisis. Esta situación podría considerarse un motivo de desánimo; sin embargo, les propongo que la veamos desde otra perspectiva: como una oportunidad para reafirmar la importancia de nuestra casa de estudios. En un escenario de incertidumbre, el rol de la universidad pública se vuelve más vital que nunca”, afirmó.

Rovera subrayó la necesidad de financiamiento sostenido para garantizar la calidad académica, la investigación y las políticas de bienestar estudiantil. En este sentido, valoró la reciente aprobación de la Ley de Financiamiento Universitario en el Senado de la Nación.

“La falta de financiamiento público no solo compromete la calidad académica, la investigación y la extensión, sino que también socava las políticas de bienestar estudiantil. Un presupuesto insuficiente afecta de manera directa a los estudiantes, limitando su acceso a becas, programas de apoyo socioeconómico y servicios de salud”, remarcó.

Asimismo, hizo un llamado a repensar el modelo universitario de cara al futuro: “Para construir un modelo universitario que responda a los desafíos del presente y se proyecte hacia el futuro, es necesario un enfoque integral que aborde el financiamiento estatal, la vinculación con los sectores productivos y las reformas estructurales. Las universidades no son solo centros de enseñanza e investigación; son también actores sociales con una gran responsabilidad”.

Testimonios de los graduados

En representación de los egresados del turno mañana, el ingeniero agrónomo Esteban Javier Soave compartió un emotivo mensaje. “Que difícil resulta expresar el sentimiento de los graduados. Somos personas distintas, con objetivos diferentes y de carreras diversas, pero tenemos algo en común: somos hijos de esta Universidad. Al comienzo nos parecía tan imponente, desafiante e incluso intimidante. Poco a poco se hizo cotidiano estar aquí y la Universidad se convirtió en un segundo hogar”, expresó.

Soave agradeció a docentes, personal nodocente, autoridades, familias y amigos por el acompañamiento en cada etapa del recorrido académico.

“Este título lleva nuestro nombre, pero también el de quienes nos apoyaron en cada caída, nos alentaron en cada tropezón y nos acompañaron en madrugadas frías o noches oscuras para llegar a clases. Hemos llegado al final del camino, hoy somos profesionales”.

Por la tarde, fue la enfermera Florencia Ribotta Pereyra quien tomó la palabra en nombre de los graduados. “Este es un momento muy especial. Representa años de esfuerzo, dedicación y sacrificio. Como primera persona de mi familia en acceder a la educación superior sé lo que significa luchar por un futuro mejor, viniendo de un pueblo lejos de Río Cuarto, dejando atrás para comenzar un nuevo capítulo en mi vida”, señaló con emoción.

En su discurso, destacó el valor del acompañamiento familiar y el compromiso de los docentes en su formación.

“Este título lleva nuestros nombres, pero también el de las familias que nos sostuvieron, de los hijos, las parejas y los amigos que nos esperaron en casa. Gracias a los profesores que nos enseñaron el valor del cuidado humanizado. Gracias a la UNRC por ser mi segundo hogar”.

Mirar al futuro con esperanza

En su mensaje final, la rectora Rovera se dirigió directamente a los nuevos profesionales, alentándolos a ser protagonistas del tiempo que comienza.

“Hoy celebramos el fruto de años de esfuerzo y dedicación. Vivan este momento como el inicio de un camino lleno de oportunidades y nuevos desafíos. El mundo necesita lo que ustedes tienen para ofrecer: nuevas ideas, pasión por el cambio y la determinación para dejar una huella significativa”, expresó.

“Recuerden que la Universidad no solo les dio un título, sino herramientas, conexiones y una mentalidad crítica capaz de transformar realidades. Sean valientes, no solo en la búsqueda de éxito, sino también en la perseverancia y en la pasión por contribuir a un mundo mejor”, concluyó.

El acto de colación número 311 de la UNRC quedó grabado como una jornada de celebración, en la que se conjugaron la emoción de las familias, el orgullo institucional y el compromiso con la educación pública. Un hito que refuerza la misión de la universidad: formar profesionales capaces de transformar su entorno y aportar al desarrollo de la sociedad.