Pablo Gustavo DĆ­az. Consultor polĆ­tico

ā€œUn polĆ­tico necesita una campaƱa permanente para mantener una mayorĆ­a permanente. Quien no calcula cómo mantener su apoyo todos los dĆ­as y sobre cada tema, casi inevitablemente caerĆ”ā€. (Dick Morris).

A la par del cambio social de la democracia representativa a la directa, la pérdida de poder de los gobiernos ha ido in crescendo. En la actualidad un presidente no es elegido y sigue siendo poderoso durante cuatro años. Su fuerza funcional sube y baja con su popularidad; teoría demostrada empíricamente en la América Latina con las caídas de gobiernos como los de Alberto Fujimori, Pedro Pablo Kuczynski o Pedro Castillo en Perú; Gonzalo SÔnchez de Lozada y Evo Morales en Bolivia; Dilma Rousseff en Brasil; Fernando de la Rúa en Argentina; entre otros. Esto la saben muy bien Milei como sus oponentes políticos.

La victoria de Milei en las elecciones presidenciales de 2023 fue parcial y aunque le sirvió para sentarse legítimamente en el Sillón de Rivadavia, es una obra inacabada que debe completar, reafirmando su liderazgo permanentemente y obteniendo la mayoría parlamentaria que le permita desarrollar su política sin contratiempos.

AsĆ­, la campaƱa electoral del libertario iniciada en 2022 no concluyó con la victoria del 2023 sino que continĆŗa hoy dĆ­a rumbo al 2025. Una batalla dialĆ©ctico-polĆ­tica contra ā€œla castaā€ que se libra dĆ­a a dĆ­a por el mantenimiento del apoyo popular.

Me llama poderosamente la atención que algunos colegas con amplio prestigio acadĆ©mico y profesional ā€œno la venā€, pretendiendo que el libertario comunique polĆ­ticamente segĆŗn los protocolos del buen gobierno, como si estuviera en ā€œtiempos de pazā€.

Solo una victoria total de ā€œlas fuerzas del cieloā€ sobre la maligna ā€œcastaā€ devolverĆ” la paz sobre la polĆ­tica argentina. Ella se lograrĆ” si, y solo si, Milei vence a la inflación. Para ello el gobierno ya tiene los instrumentos fiscales necesarios y no necesita leyes especiales como si las necesita para reformar el estado y desregular la economĆ­a. Pero esas otras tareas pueden esperar al 2026.