El receso invernal puede significar descanso y desconexión, pero también representa un período crítico para adolescentes que atraviesan situaciones de vulnerabilidad emocional.
Durante las vacaciones de invierno, miles de estudiantes disfrutan de un merecido descanso del calendario escolar. Sin embargo, este período también puede generar un impacto significativo en la salud mental de muchos jóvenes, especialmente en aquellos que encuentran en la escuela un espacio de contención, estructura y acompañamiento cotidiano.
Profesionales de la salud advierten que, lejos de ser solo un paréntesis recreativo, el receso puede intensificar síntomas como la ansiedad, el aislamiento, la falta de motivación o el consumo problemático de tecnología, en contextos donde no existen redes familiares o comunitarias de apoyo.
Un momento sensible para adolescentes
Según la licenciada Carla Escudero, psicóloga especializada en infancia y adolescencia, “la escuela no solo cumple una función educativa, sino que también actúa como un sostén emocional para muchos chicos. En vacaciones, esa red se interrumpe y, si no hay otro marco de referencia, emergen situaciones de malestar que estaban contenidas”.
La especialista destaca que entre los síntomas más frecuentes que se observan durante el receso figuran alteraciones del sueño, desorganización en las rutinas, irritabilidad, retraimiento social y, en algunos casos, retrocesos en los tratamientos que venían desarrollándose en consultorios o centros de día.
Tratamientos que se interrumpen y recursos limitados
Muchos dispositivos de atención psicológica vinculados a instituciones educativas o programas municipales reducen su actividad durante el receso escolar, lo que complica el acceso a la atención para jóvenes en tratamiento.
Desde el centro interdisciplinario “Puentes”, ubicado en Río Cuarto, la trabajadora social Gabriela Palacios señalo que “tratamos de sostener los espacios durante el invierno, pero el recorte de recursos y la falta de personal especializado hacen que no podamos garantizar el seguimiento de todos los casos. Es un problema que se repite en gran parte de los servicios públicos”.
Por su parte, Marcos Rivas, docente de secundaria en una escuela de Villa María, observo que “tenemos estudiantes que encuentran en el ámbito escolar su único lugar de estabilidad. Cuando no hay clases, muchos quedan en hogares donde no hay diálogo, ni adultos disponibles para acompañarlos”.
Espacios alternativos y contención comunitaria
Pese a las dificultades, existen experiencias que intentan sostener la presencia del Estado y de las organizaciones sociales. Talleres culturales, colonias de invierno con enfoque emocional, grupos de encuentro juvenil o incluso gabinetes que continúan su atención en horarios reducidos, son algunas de las herramientas disponibles.
La psicóloga Luciana Gómez, quien coordina un proyecto de salud mental comunitaria en la ciudad de Córdoba, remarca que “a veces no se trata solo de seguir con el tratamiento individual, sino de habilitar espacios de pertenencia. Un taller de teatro, un grupo de lectura o una radio comunitaria también cumplen una función terapéutica”.
Sin embargo, estos recursos siguen siendo escasos y concentrados en grandes ciudades, dejando a muchas localidades del interior sin alternativas reales durante el receso invernal.
La importancia de mirar más allá del aula
Diversas investigaciones y organismos internacionales, como Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierten sobre el aumento de los problemas de salud mental en jóvenes en los últimos años, fenómeno que se profundizó tras la pandemia. En ese contexto, el rol de la escuela como espacio protector cobra aún más relevancia.
La pausa invernal, aunque necesaria desde el punto de vista pedagógico, pone en evidencia la fragilidad de las políticas de cuidado emocional fuera del ámbito escolar. Especialistas y docentes coinciden en la necesidad de pensar estrategias sostenidas que incluyan a la familia, al sistema sanitario y a la comunidad, para garantizar la salud mental adolescente durante todo el año.