Rasti desarrolló un programa nacional de robótica y programación abierta que acompaña el aprendizaje desde el nivel inicial hasta la secundaria. La iniciativa integra recursos accesibles y un modelo pedagógico centrado en la experimentación y el hacer.

La incorporación de tecnologías digitales en las escuelas dejó de ser una tendencia para transformarse en una necesidad pedagógica. En ese contexto, Rasti, la histórica empresa argentina de juegos de construcción, impulsó un programa educativo que combina robótica, programación y recursos manipulativos para que niñas, niños y jóvenes desarrollen habilidades tecnológicas desde edades tempranas.

La propuesta se implementa a través del Equipo Rasti de Robótica y Educación (ERRE), integrado por programadores, ingenieros electrónicos, asesores pedagógicos y diseñadores. El enfoque central es el aprendizaje basado en la experimentación y el método de prueba y error, en línea con la lógica que caracterizó a la marca desde sus orígenes: construir, desarmar y volver a intentar.

Tecnología accesible para cada etapa educativa

En el nivel inicial, Rasti incorpora robots programables mediante tarjetas RFID, un sistema que permite que niñas y niños den instrucciones simples sin utilizar pantallas. Esto facilita una introducción intuitiva a conceptos básicos de programación.

Para primaria y secundaria, la empresa desarrolló kits de robótica basados en Arduino y el software RastiBlock, una plataforma abierta y gratuita inspirada en Scratch. Con estas herramientas, los estudiantes pueden armar robots, programarlos en bloques y resolver desafíos interdisciplinarios vinculados a matemática, ciencias, tecnología y lenguaje.

Un modelo de aprendizaje centrado en el hacer

La propuesta educativa de Rasti sostiene que el aprendizaje significativo se construye a partir de la acción: manipular, probar, modificar. Por eso, los kits están diseñados para que cada estudiante explore soluciones, detecte errores y desarrolle autonomía.

A su vez, el programa apunta a incentivar vocaciones STEM, en un contexto donde la demanda de habilidades científicas y tecnológicas crece tanto en Argentina como en el mundo.

Continuidad entre el juego y la tecnología

La iniciativa se apoya en el universo simbólico del tradicional bloque Rasti. Ese punto de partida facilita la transición hacia propuestas más complejas, como robótica y programación, permitiendo comprender lógica, mecanismos, sensores y motores a partir de una práctica conocida.

Desde la empresa destacan que uno de los desafíos es democratizar el acceso a tecnologías educativas. Por ese motivo, los kits fueron diseñados para integrarse a diferentes materias y funcionar con infraestructura mínima, lo que permite que escuelas de distintos contextos incorporen innovación sin necesidad de equipamiento especializado.

Un puente entre escuela, familias y empresas

Rasti también trabaja en articulación con familias que buscan actividades fuera de las pantallas. La construcción colaborativa ofrece un espacio de participación y aprendizaje conjunto, fortaleciendo el vínculo entre generaciones.

Además, la empresa expandió su propuesta al ámbito corporativo. A través de Rasti Fábrica de Ideas, desarrolla kits personalizados para empresas y organizaciones, mientras que CorpoRasti utiliza las piezas en talleres de formación profesional orientados a creatividad, trabajo en equipo y resolución de problemas.

 

Fuente: elcronista.com