Pablo Gustavo Díaz. Consultor en Marketing Político
Pese la declaración de guerra contra la inflación hecha por el presidente en el mes de marzo pasado, al día de hoy nos encontramos inmersos en otra guerra, de luchas internas por reposicionamientos políticos, no declarada, fría, como aquella que asoló al mundo durante la segunda mitad del siglo XX.
En el oficialismo la imagen positiva presidencial baja al 28%. También baja su intención de voto al 28%. Y Todas las señales indican que sus dirigentes ya dan por perdida la batalla por la reelección. Tal vez eso justifique el enojo presidencial en sus últimas apariciones públicas.
Alberto Fernández siente que le hacen cargar con una culpa que el cree no le corresponde y ve que lo van dejando solo. Por eso volvió a hablar de la herencia recibida, la inflación de Macri, e implora al kirchnerismo “que no nos separen”, es decir “no me peguen más” y “no se vayan”. La guerra fría de Alberto es allí con sus socios del Frente de Todos.
En el Macrismo empiezan a sentir que el “fenómeno” Milei vino para quedarse. No fue un invento de los medios ni responde ya solamente al malhumor social. En el crecimiento al 19% de intención de voto al libertario hay razones ideológicas como la ultra polarización y económicas como la dolarización. Juntos por el cambio sigue perdiendo electores de a un punto mes tras mes alcanzando hoy el 33%. La guerra fría de la oposición es entre Juntos por el Cambio y Milei.
El mercado electoral se mantiene dinámico y no podemos afirmar que el gobierno haya alcanzado su piso ni que el libertario haya llegado a su techo. Tampoco que las coaliciones actuales se sigan manteniendo unidas en el futuro.