Optimismo en el sector, aunque persisten riesgos climáticos y sanitarios
El trigo argentino transita una campaña con condiciones excepcionales que alimentan las expectativas de alcanzar una cosecha récord. Las reservas hídricas en los suelos, producto de las lluvias del otoño, permitieron sembrar 6,9 millones de hectáreas a nivel nacional. A esto se sumaron precipitaciones inéditas durante julio y agosto, que consolidaron el desarrollo del cultivo en la mayor parte del país.
De acuerdo con los relevamientos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las lluvias de agosto fueron determinantes para revertir el escenario que enfrentaban muchas regiones. En Gancedo, Chaco, por ejemplo, las precipitaciones superaron los registros históricos de los últimos 115 años y permitieron la recuperación de lotes que se daban por perdidos. En esa provincia se estiman rindes de entre 20 y 23 quintales por hectárea, el doble del promedio habitual.
En Santiago del Estero, la situación es dispar: mientras en zonas como Los Juríes y Bandera el agua escaseó, en el resto del territorio las expectativas son positivas. En Córdoba, un técnico de la BCR señaló que incluso algunos lotes sembrados como cultivo de cobertura “se dejarán para cosecha por su excelente condición”.
El optimismo se replica en otras provincias. En Entre Ríos, el SIBER (Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos) destacó que la proporción de trigos en condición “muy buena” es el doble que la del año pasado, cuando el rinde promedio fue de 36 qq/ha. En el norte y centro de Santa Fe, sin limitantes hídricas, también se esperan resultados superadores.
En la región núcleo, el rendimiento base se ubica en torno a los 40 qq/ha, con posibilidades de aportar cerca de un tercio del volumen nacional. La Pampa y Buenos Aires, por su parte, también muestran perspectivas alentadoras, aunque esta última enfrenta complicaciones por excesos de agua.
Trampas climáticas y sanitarias, los desafíos del cultivo
Los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario advierten que el trigo es un cultivo más vulnerable que la soja o el maíz a ciertos factores climáticos y sanitarios. Entre los principales riesgos mencionan la posibilidad de heladas tardías o de los llamados “sopletes”, pulsos de aire caliente que pueden afectar el llenado del grano. Además, el monitoreo de enfermedades es una prioridad en esta campaña, dada la magnitud del potencial productivo.
Según las proyecciones de la BCR, la cosecha podría alcanzar las 23 millones de toneladas, con un rendimiento promedio nacional de 35,4 quintales por hectárea. Sin embargo, se descuentan unas 403.000 hectáreas afectadas por anegamientos.
Buenos Aires lidera en potencial de rendimiento
Pese a los problemas generados por el exceso de lluvias, Buenos Aires encabeza las proyecciones de rendimiento con un promedio cercano a 40 qq/ha, consolidándose como el distrito de mayor aporte al volumen nacional.
En Córdoba, la mejora respecto del año pasado es notoria: los rindes superarían ampliamente los 23,7 qq/ha del ciclo anterior, alcanzando los 35,5 qq/ha. Santa Fe también muestra una evolución significativa, con estimaciones que trepan a 38 qq/ha, frente a los menos de 30 registrados en 2024.
En el norte del país, Santiago del Estero y Chaco se ubican entre los 20 y 22 qq/ha, con posibilidad de mejorar estos valores una vez iniciada la cosecha.
De confirmarse las proyecciones, la campaña 2025/26 podría ubicarse entre las más productivas de las últimas décadas, consolidando al trigo argentino como uno de los pilares del complejo agroexportador nacional.
Fuente: TodoAgro