En un amplio informe el Banco Mundial plantea bajas para todos los cereales, excepto la soja que se mantendría en precios similares a los que hubo en la pandemia. Según el informe «Perspectivas de los mercados de materias primas», los precios globales de las materias primas caerán un 7% en 2025 y otro 7% en 2026, alcanzando el nivel más bajo de los últimos seis años.

El organismo mundial multilateral explicó que la tendencia bajista está impulsada por el débil crecimiento económico global, un superávit creciente en la oferta de petróleo y la persistente incertidumbre en las políticas comerciales y financieras. No obstante, aclaró que los precios se mantendrán por encima de los niveles previos a la pandemia: en 2025 serían un 23% superiores a los de 2019, y en 2026, un 14% más altos.

En el caso de los alimentos, el informe proyecta una disminución del 6,1% en 2025 y del 0,3% en 2026, con bajas marcadas en los cereales -particularmente arroz, trigo y maíz- debido a la amplia oferta mundial. La soja, en tanto, enfrenta un escenario de precios en retroceso por la producción récord global y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, aunque se espera cierta estabilidad hacia 2027.

El Banco Mundial también alertó sobre los riesgos climáticos que podrían modificar las proyecciones actuales. Señaló que un fenómeno de La Niña más intenso y prolongado de lo previsto podría provocar condiciones más cálidas y secas en regiones agrícolas clave, incluyendo Argentina, el sur de Brasil y la costa del Golfo de Estados Unidos.

«Si La Niña resulta más intensa, podría afectar la producción de alimentos básicos como el maíz, el trigo y la soja, impulsando los precios por encima de las previsiones», indica el documento.

El informe detalla además que los modelos meteorológicos anticipan una probable ocurrencia de La Niña a finales de 2025 o comienzos de 2026, lo que representa un desafío adicional para los productores agrícolas de la región.

Para la Argentina, el impacto podría ser doble: por un lado, una menor producción debido al déficit hídrico; por el otro, un eventual repunte en los precios internacionales si la oferta global se reduce. Sin embargo, el organismo advierte que el contexto general seguirá marcado por la volatilidad y la presión sobre los márgenes productivos.

El completo informe

Los precios mundiales de los productos básicos caerán en 2026 al nivel más bajo de los últimos seis años y marcarán así el cuarto año consecutivo de declive, según se afirma en la edición más reciente del informe del Grupo Banco Mundial titulado Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos). Se prevé que los precios se reducirán un 7 % tanto en 2025 como en 2026, impulsados por el débil crecimiento económico mundial, el creciente superávit en la oferta de petróleo y la persistente incertidumbre en las políticas.

La disminución de los precios de la energía está ayudando a atenuar la inflación mundial, mientras que la baja de los precios del arroz y el trigo ha contribuido a hacer más accesibles los alimentos en algunos países en desarrollo. Sin embargo, pese a las recientes reducciones, los precios de los productos básicos se mantienen por encima de los niveles anteriores a la pandemia: se prevé que en 2025 y 2026 serán un 23 % y un 14 % más altos, respectivamente, que en 2019.

“Los mercados de productos básicos están ayudando a estabilizar la economía mundial”, dijo Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “La caída de los precios de la energía ha contribuido a la baja de la inflación mundial de los precios al consumidor. Pero este respiro no durará. Los Gobiernos deberían aprovechar para poner en orden sus finanzas, preparar sus economías para el desarrollo de la actividad empresarial y acelerar el comercio y la inversión”.

El excedente de petróleo a nivel mundial se incrementó significativamente en 2025, y se prevé que el año próximo se ubique en un 65 % por encima del pico más reciente, de 2020. La demanda de petróleo crece más lentamente a medida que se estanca el consumo en China y se incrementa la demanda de vehículos eléctricos e híbridos. Según las proyecciones, los precios del petróleo crudo Brent caerán de un promedio de USD 68 en 2025 a USD 60 en 2026, el valor más bajo de los últimos cinco años. En términos generales, los precios de la energía bajarán un 12 % en 2025 y otro 10 % en 2026.

Los precios de los alimentos también están declinando, y se prevé que disminuyan un 6,1 % en 2025 y un 0,3 % en 2026. Los precios de la soja caen en 2025 debido a la producción récord y a las tensiones comerciales, pero se espera que se estabilicen en los próximos dos años. Por otra parte, según las previsiones, los precios del café y el cacao disminuirán en 2026 a medida que mejoren las condiciones de la oferta.

Sin embargo, los fertilizantes aumentarán un 21 % en 2025, como reflejo del incremento de los costos de los insumos y las restricciones comerciales, y se atenuarán luego a un 5 % en 2026. Es probable que estas subas erosionen aún más los márgenes de ganancia de los agricultores y generen inquietudes sobre el rendimiento futuro de los cultivos.

Los metales preciosos, por su parte, alcanzaron máximos históricos en 2025, impulsados por la demanda de activos seguros y las continuas compras realizadas por los bancos centrales. Se prevé que el precio del oro, ampliamente considerado refugio seguro en tiempos de incertidumbre económica, aumentará un 42 % en 2025. Se proyecta además que suba otro 5 % el próximo año, con lo que llegaría a casi el doble de su promedio entre 2015 y 2019. También se espera que los precios de la plata alcancen un promedio anual récord en 2025, con un aumento del 34% y un 8 % adicional en 2026.

Los productos básicos podrían caer más de lo esperado durante el período que abarca la proyección si el crecimiento mundial se mantiene en niveles bajos en un contexto de tensiones comerciales prolongadas e incertidumbre en las políticas. Si la producción petrolera de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo ampliada (OPEP+) excede lo esperado, el superávit podría incrementarse y ejercer una presión adicional a la baja sobre los precios de la energía. Las ventas de vehículos eléctricos, que se espera que aumenten marcadamente para 2030, podrían provocar una disminución aún mayor en la demanda de petróleo.

Por el contrario, las tensiones geopolíticas y los conflictos podrían hacer subir los precios del petróleo e impulsar la demanda de productos básicos considerados refugios seguros, como el oro y la plata. En el caso del petróleo, el impacto que tendría en el mercado la aplicación de sanciones adicionales también podría elevar los precios por encima de las previsiones.

Las condiciones meteorológicas extremas provocadas por un ciclo del fenómeno La Niña más intenso de lo previsto podrían afectar la producción agrícola y elevar la demanda de electricidad para calefacción y refrigeración, lo que intensificaría la presión sobre los precios de los alimentos y la energía. Mientras tanto, la rápida expansión de la inteligencia artificial (IA) y la creciente demanda de electricidad para el funcionamiento de los centros de datos podrían hacer subir los precios de la energía y de los metales básicos como el aluminio y el cobre, esenciales para la infraestructura de la IA.

La baja del petróleo

“La baja en los precios del petróleo ofrece una oportunidad para que las economías en desarrollo impulsen reformas fiscales que promuevan el crecimiento y la creación de empleo”, afirmó Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial. “La eliminación gradual de los costosos subsidios a los combustibles puede liberar recursos para invertir en infraestructura y capital humano, áreas que crean empleos y fortalecen la productividad a largo plazo. Tales reformas ayudarían a reorientar el gasto pasando del consumo a la inversión, lo que permitiría reconstruir el espacio fiscal y respaldar al mismo tiempo una creación de empleo más duradera”.

En la sección especial del informe se examina la historia de los acuerdos internacionales sobre productos básicos en el contexto de la volatilidad actual de los mercados. Se concluye que, si bien muchas medidas adoptadas en el pasado —como los controles de inventario, los cupos de producción y las restricciones comerciales— ayudaron a estabilizar los precios de algunos productos en el corto plazo, pocas lograron resultados duraderos. El acuerdo internacional sobre productos básicos más perdurable, la OPEP, ha tenido dificultades para mantener su influencia en el mercado, especialmente cuando suben los precios, porque esto tiende a atraer a nuevos competidores. En lugar de utilizar esquemas de control de precios, en el informe se recomienda a los países impulsar una producción más diversa y eficiente, invertir en tecnología e innovación, lograr mayor transparencia en los datos y promover la fijación de precios basada en el mercado para generar resiliencia a largo plazo frente a la volatilidad.

Fuente: https://www.bancomundial.org