Según el Global Entrepreneurship Monitor y la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA), siete de cada diez startups en el país no logran superar los primeros dos años de vida. La principal causa no es la falta de financiamiento, sino una falla estructural de gestión conocida como el “síndrome del emprendedor argentino”.

El ecosistema emprendedor argentino, reconocido por su creatividad y resiliencia, enfrenta un obstáculo que pone en riesgo su sostenibilidad: la gestión interna. El Global Entrepreneurship Monitor (GEM) y la ASEA advierten que más del 70% de los emprendimientos locales no logra sostenerse más allá de los dos años, debido a una combinación de sobrecarga operativa, falta de delegación y ausencia de estructuras sólidas de liderazgo.

El peso cultural de la autogestión

El “síndrome del emprendedor argentino” refleja un patrón repetido: fundadores que intentan hacerlo todo. En contextos marcados por la volatilidad económica y la desconfianza en el sistema financiero, muchos asumen roles múltiples —de CEO a encargado de ventas, finanzas y marketing—, una práctica que termina por desgastar al equipo y limitar la capacidad de crecimiento.

Además, la cultura local tiende a valorar el éxito individual por encima del trabajo colectivo, lo que dificulta la profesionalización temprana y la creación de equipos de liderazgo consolidados.

Delegar, profesionalizar y crecer

Los especialistas sostienen que la escalabilidad depende de sistemas, procesos y mandos medios, no de la figura del fundador. Definir roles de dirección, invertir en capacitación y aplicar metodologías ágiles (como Scrum o Kanban) son pasos clave para evolucionar hacia estructuras más sostenibles.

Asimismo, herramientas de automatización e inteligencia artificial pueden liberar tiempo operativo y permitir a los equipos enfocarse en innovación y estrategia.

Superar este síndrome implica abandonar la lógica del “héroe emprendedor” y apostar por organizaciones con liderazgo compartido, procesos claros y visión a largo plazo.
Solo así, las startups argentinas podrán transformar su potencial en desarrollo sostenido y competir de igual a igual en el ecosistema global.

Fuente: Perfil.com