En julio la carne vacuna alcanzó un valor promedio de $11.560 por kilo al consumidor, 15% más que en 2024 y casi 10% por encima del promedio histórico. Los precios minoristas crecieron más rápido que la hacienda y la inflación, reduciendo la participación del productor en el precio final.
La carne vacuna registró en julio un valor promedio de $11.560 por kilo al consumidor, de acuerdo con el relevamiento de más de veinte cortes realizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). En términos reales, el precio se ubicó 15% por encima del de julio de 2024 y casi 10% superior al promedio mensual de los últimos quince años (2010-2024).
Este incremento se da en un contexto donde, hacia fines de 2024, la carne había quedado rezagada respecto de la inflación, principalmente por la recesión económica y la pérdida del poder adquisitivo de los hogares. Ese escenario había favorecido la sustitución hacia carnes más económicas como pollo y cerdo.
Recuperación de precios
De acuerdo con IERAL, en 2025 la carne debía corregir al alza su precio relativo para sostener mejores ingresos en los productores y en toda la cadena. En este sentido, el valor del novillito en pie también mostró una mejora: en julio se ubicó 10% arriba en términos reales frente al mismo mes de 2024 y 6% superior al promedio histórico del mercado de Cañuelas (2010-2024).
Sin embargo, en los últimos meses los precios al consumidor avanzaron más rápido que los de la hacienda y que la inflación general. Desde febrero de 2025, mientras el novillito y el índice de precios al consumidor se movieron en línea, los valores en góndola se distanciaron, llegando en julio a registrar una ventaja de 20 puntos porcentuales frente a noviembre de 2023, previo al salto cambiario.
Menor participación del productor
Esa dinámica provocó una pérdida de tres puntos de participación del productor en el precio final de la carne: pasó de captar el 50% en febrero al 47% en julio. Pese a ello, especialistas aclaran que no necesariamente se trata de un efecto negativo, dado que la hacienda sigue mostrándose firme respecto de la inflación y constituye solo una parte del costo total de producir carne.
En agosto, el novillito en Cañuelas subió 2,19% en términos nominales, prácticamente en línea con la inflación del mes (2,1%), lo que dejó una variación real nula para el productor. En paralelo, los precios minoristas se mantuvieron estables, reduciendo levemente la brecha entre ambos eslabones de la cadena.
Perspectivas
En lo que va de 2025, los precios de la hacienda han acompañado la inflación, mientras que los cortes al consumidor avanzaron algo más, rompiendo la estacionalidad habitual de amesetarse tras mayo y junio. Ambos segmentos llegan en buen nivel a la última parte del año, en un mercado con buena oferta, aunque condicionado por la desaceleración económica y un consumo interno más débil.
A este panorama se suma la incertidumbre política y económica de las elecciones legislativas de octubre. Una eventual depreciación cambiaria podría impactar de manera dual: desincentivar el consumo interno por pérdida de poder adquisitivo, pero al mismo tiempo mejorar la competitividad exportadora, presionando al alza los precios de la hacienda y la carne en el mercado doméstico.
Fuente: TodoAgro