La Trastienda

A poco más de dos meses para la elección provincial, y lanzados quienes seguramente serán los principales contendientes el domingo 25 de junio, los tableros de mando de los gurúes de oficialismo y oposición, no encuentran aún los currículums adecuados para completar las fórmulas que ya encabezan Martín Llaryora y Luis Juez.

La avanzada PRO del PJ
_ “Yo creo que en algún momento se dará el paso que falta en política”.
_ ¿Cuál es? Preguntamos casi con inocencia adolescente.
_ “Que terminen por llamar a licitación los cargos que consideren cruciales para el armado definitivo de la estrategia de campaña y la competencia electoral”.
_ ¿Me está diciendo en serio, o me toma el pelo?
_ “Digamos que hay una dosis de ironía y otra de seriedad”.

El diálogo, resultó en un bar del centro cordobés, con un intendente de largo recorrido en el interior provincial, tras el acto encabezado por Martín Llaryora en el Hotel Quorum, con más de 250 jefes comunales del PJ de Córdoba, además de concejales y candidatos locales.

La ironía aludida –pensamos luego- no está muy lejos de la realidad. Las búsquedas de candidatos o candidatas a vice genera por estas jornadas más preocupaciones de las previstas en las usinas de Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio.

“Antes decíamos, no damos en la tecla, ahora, no da el algoritmo”, nos comenta con una sonrisa un dirigente con llegada al entorno del jefe capitalino y candidato. “Pero estamos bien, se resolverá de la mejor manera”, aclara.

En los hechos recientes, una serie de movimientos sacudió la escena electoral en marcha. Aquí, los detalles.

Llaryora activó con fuerza a sus operadores para resquebrajar al sector del ultra-macrismo en Juntos por el Cambio, e inclinarlos hacia sus propias filas.

Mientras se mostraba cierta exuberancia política y territorial de HPC –o como pase a llamarse en los próximos días- en la aludida convocatoria, se buscó horadar la feroz disputa nacional de Juntos, entre Horacio Larreta y los halcones macristas, en el plano provincial. ¿Hubo ofrecimientos de candidaturas varias, vice y legisladores? Las hubo, las hay, aseguraron con tono adusto.

Mientras, la conocida maquinaria territorial y electoral del Justicialismo cordobés se puso en marcha.

El objetivo, claro está, el triunfo del 25 de junio. ¿Las novedades? Tres, importantes, a saber: el férreo compromiso de los más de 250 intendentes asistentes para “ponerse al hombro” la campaña en sus localidades, incluyendo a los que fijaron fechas previas a la de la compulsa provincial; la asistencia de los jefes comunales de peso en el interior, destacándose Juan Manuel Llamosas, de Río Cuarto, que sigue bregando por ser número dos en la boleta, y Martín Gill, el mandamás de Villa María, hasta ahora principal referente del Frente de Todos, y hombre de vínculo directo con el presidente Alberto Fernández, y que encima no puede repetir en su terruño; y por último, el desembarco del propio Llaryora en el interior (como lo adelantamos hace 15 días), con sus equipos, con su tren de campaña, y en los tramos que sean necesarios con el propio Juan Schiaretti, que por estas horas luce ocupado en resolver la compleja situación de las y los trabajadores de la salud, la educación y otros ámbitos de la administración por el marcado retraso salarial.

El rincón apretado de Juntos

En el rincón opositor, sus coparticipes celebraron la unidad interna al rubricar los papeles de constitución de la alianza Juntos por el Cambio que encabezan el candidato a gobernador Luis Juez y el por ahora indefinido Rodrigo de Loredo. Fue una señal política fuerte hacia adentro y un freno al intento divisionista del Peronismo.

Repartieron duros mensajes por igual, a los propios por la despiadada interna en el PRO a nivel nacional y contra el PJ, por la insistente búsqueda de “comprar voluntades” para dividir el frente opositor.

Así y todo, pese al documento y la foto logradas, las dudas persisten al mismo ritmo e intensidad que las certezas alcanzadas sobre las chances electorales.

La indefinición de Rodrigo De Loredo, el vacío que genera sobre la consagración de la candidatura a la vicegobernación y la carga Justicialista de quebrar la coalición, aún están lejos de zanjarse.

La figura de Gustavo Santos, el diputado nacional de confianza de Mauricio Macri, revolotea como ave de rapiña por el andarivel de JXC, y con ello, las vinculaciones del ex presidente con el gobernador, y también –dicen- con Llaryora, y todo lo que, con una definición de eventual acuerdo en ese nivel, podría arrastrar.

A ello, el doble juego, o peor aún, la doble especulación simultánea del joven De Loredo, con las candidaturas a vice y la intendencia capitalina, podrían convertirse en boomerang para sus propios intereses y los del espacio opositor si no se define a la brevedad.

Incierto y dudoso FDT

Gris panorama envuelve por ahora al Frente de Todos de Córdoba, tal como ocurre en el plano nacional. Claro está, con asignaturas pendientes muy diferentes.

Días atrás, estuvo en Río Cuarto el intendente de Embalse, Federico Alesandri, quien se reunió con referentes y militantes del FDT local, y aseguró nuevamente que tiene la decisión de ser candidato a gobernador en Córdoba por el sello nacional de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Fue tan simple como sorpresivo: nadie puso objeciones entre las y los presentes, y por el contrario, envalentonaron al jefe comunal a avanzar en su intento. Pero, siempre un pero, integrantes de algunas organizaciones del Frente no asistieron, por caso, La Cámpora.

En la conversación con sus pares de espacio, no se alejó mucho de lo ya conocido. Dijo que es “profundamente justicialista”, que tiene total amplitud de criterio para caminar, convocar y escuchar a distintos sectores.

Criticó duro a Schiaretti, y sacudió que el intendente de Villa María, Martín Gill, debe “rendir cuentas” por dejar el espacio y desembarcar en Hacemos Por Córdoba, después de todas las herramientas y posibilidades con las que contó, al desempeñarse como Secretario de Obras Públicas de la Nación.

En el FDT, todas y todos caminan por terreno movedizo. Esperan señales claras del ámbito nacional que no llegan, los tiempos se acortan, y las posibilidades de una aceptable performance electoral se enangostan. Afirman que la diputada Gabriela Estévez es quien ostenta la mayor estructura para afrontar una elección, pero abunda en silencios por llamados varios que no se producen; su par en el Congreso,

Pablo Carro, se muestra poco en Córdoba y parece muy cómodo en su tejido con el sindicalismo kirchnerista nacional; y por último, Carlos Caserio, aparece abocado en dar un golpe electoral en su distrito, Punilla, y ser parte de una negociación del nuevo entramado electoral que defina el Frente.

Eso sí, de un lado a otro, ahora centran las miradas en la reciente convocatoria –aún por confirmar- para el 25 de Mayo, nada menos que en la avenida 9 de Julio, en CABA, con la presencia exclusiva de CFK en el escenario.