La rentabilidad del cultivo de soja atraviesa uno de sus peores momentos en los últimos años. Según un estudio reciente elaborado por el economista Ignacio Trucco, los márgenes netos del cultivo cayeron a niveles cercanos a cero en junio de 2025, tras un período de bonanza impulsado por los altos precios internacionales durante la salida de la pandemia y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
El informe señala que esta situación se explica por una combinación de factores: una caída del 9,3% en el precio internacional en términos reales, junto con un incremento del 5% en los costos de producción y del 9,4% en los costos de comercialización. A esto se suman las retenciones del 33% a la exportación de soja, que continúan impactando directamente en los márgenes del productor.
Entre los costos locales que más aumentaron, se destacan los vinculados a las tareas agrícolas: la cosecha se encareció un 15% y la labranza un 24%. En contraste, los insumos con alto componente importado, como los fertilizantes y las semillas, mostraron leves bajas en sus precios, aunque insuficientes para compensar el resto de los aumentos.
Impacto regional desigual
La pérdida de rentabilidad no afecta por igual a todas las regiones productivas del país. Zonas de alta productividad, como el norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe, todavía mantienen márgenes positivos, aunque más ajustados.
Sin embargo, en regiones como Salta, el sur de Córdoba, el sudoeste de Buenos Aires y Santiago del Estero, los márgenes ya son negativos. Otros sectores, como el oeste y sureste bonaerense, también podrían ingresar en esa situación si se mantiene la tendencia actual.
Factores estructurales y rol del Estado
El informe también advierte que las políticas cambiaria y monetaria han influido de forma decisiva en la pérdida de competitividad. Desde mediados de 2024, la apreciación del peso frente al dólar redujo la capacidad de compra de los ingresos agrícolas y encareció costos internos como el combustible y la mano de obra.
En términos fiscales, el trabajo de Trucco destaca que el 60,6% de la carga impositiva sobre la soja corresponde a derechos de exportación, un esquema que, si bien contribuye a moderar los precios de los arrendamientos, limita estructuralmente la rentabilidad del sector.
Frente a este panorama, el informe plantea que una política pública orientada a reducir los costos logísticos, particularmente los fletes, podría ofrecer un alivio inmediato. Según el análisis, parte de los recursos recaudados por las propias retenciones podrían destinarse a mejorar la infraestructura de transporte, lo cual beneficiaría de forma directa a las regiones más alejadas de los puerto.
Fuente: TodoAgro