Las advocaciones de la Virgen a lo largo de la historia -y de las apariciones en múltiples lugares del mundo- siguen en vigencia. Aunque algunos piensan que su llamado era más acorde a la época en se sucedieron los hechos, para los creyentes ha quedado demostrado que es un llamado a la salvación a través de su Hijo, el cual escapa a las normas de tiempo o lugar a las que estamos acostumbrados a manejar.
Para el caso, hoy nos detendremos en una advocación que pronto tendrá su fiesta. El día 27 de noviembre es el día de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
Bajo esta advocación se encuentra la ciudad de Las Higueras, y acerca de la realidad de la fe de su comunidad dialogamos con el párroco, padre Fernando Herrera. Pero antes de hablar de ese punto concreto, nos introduciremos en la historia de aparición.
En una capilla
El 18 de julio de 1830, Catalina había orado fervientemente a Jesús para que le concediera su gran deseo de ver a la Santísima Virgen. A las 23.30 se despertó, escuchó que la llamaban por su nombre y vio a un niño misterioso a los pies de la cama, invitándola a levantarse.
“La Santísima Virgen te espera”, le dijo el niño, emanando rayos de luz al moverse. La niña, a quien Caterina identificó como su ángel de la guarda, la acompañó hasta la capilla, donde la esperaba la Virgen sentada en el lado derecho del altar.
Caterina dijo “entonces salté para acercarme a ella y me arrodillé en los escalones del altar, con las manos apoyadas en las rodillas de María. El momento que pasé así fue el más dulce de toda mi vida. Sería imposible para mí decir lo que sentí. Entonces la Santísima Virgen me dijo cómo debía comportarme con mi confesor y muchas otras cosas. »
La ocasión en la que la Santísima Virgen encargó a Catalina la acuñación de la medalla milagrosa fue en su segunda aparición, que tuvo lugar el 27 de noviembre de 1830, alrededor de las 17.30 horas.
La Virgen le dijo que esa medalla sería un signo de amor, una prenda de protección y una fuente de gracia para todos aquellos que en ella confiaran. Nuestra Señora también le mostró a Catalina cómo debería ser esta medalla.
Instrucciones
Dijo que en esta aparición los pies de María descansaban sobre un medio globo, que simbolizaba el globo terrestre, y aplastaba la cabeza de una serpiente verdosa manchada de amarillo. Las manos de la Virgen estaban adornadas con anillos con piedras preciosas que proyectaban hacia abajo rayos de luz de diferente intensidad y color.
Nuestra Señora explicó a Catalina que esos rayos eran “el símbolo de las gracias que derrame sobre las personas que me las piden”. Motivo por el cual, en algunos países esta advocación es conocida como “Nuestra Señora de las Gracias”.
La vidente observó, entonces, una especie de marco ovalado que se formaba alrededor de la Virgen y una inscripción que iba de la mano derecha a la izquierda de María, formando un semicírculo de palabras escritas en letras de oro: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos “.
Ésta se convertiría en la imagen frontal de la medalla: María aplastando la cabeza de la Serpiente, como predice la Biblia (”Pondré enemistad entre ti y la mujer […] ella te aplastará la cabeza y tú le herirás en el talón“, Gén. 3,15), mientras rayos de luz emanan de sus manos benditas, símbolo de las gracias concedidas por Dios, y la invocación “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos » para enmarcar todo.
Pero la aparición continuó, y el cuadro místico pareció girar ante los ojos de Catalina, mostrándole cómo debería ser el reverso de la Medalla: “Allí estaba la letra M (inicial del nombre María) coronada por una cruz sin crucifijo que tenía como su base la letra I (inicial del nombre Iesus, Jesús).
Más abajo había dos corazones, uno rodeado de espinas (el de Jesús) y el otro traspasado por una espada (el de María). Doce estrellas finalmente lo rodearon todo. Entonces todo desapareció, como algo que se extingue, y quedé llena de no sé qué, de buenos sentimientos, de alegría, de consuelo”.
La vidente observó, entonces, una especie de marco ovalado que se formaba alrededor de la Virgen y una inscripción que iba de la mano derecha a la izquierda de María, formando un semicírculo de palabras escritas en letras de oro: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos “.
Nuestra Señora se dirigió nuevamente a Catalina diciéndole que hiciera acuñar una medalla con ese modelo: “Todas las personas que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello; las gracias serán abundantes para las personas que las lleven con confianza”.
Catalina encontró cierta resistencia, pero finalmente la Medalla fue acuñada en 1832, en alrededor de 1500 ejemplares, pero su poder se manifestó inmediatamente con numerosas curaciones y conversiones, hasta el punto de que fue necesario acuñar millones de copias.
Los papas Gregorio XVI y Pío IX también hicieron uso de ella y la Capilla de las Apariciones se convirtió en lugar de culto y peregrinación y dada las gracias que recibían aquellos que la llevaban, se la comenzó a llamar “la Medalla Milagrosa” a dicha aparición.
En Las Higueras, le fiesta
“El mensaje sigue siendo actual. Donde fueron las apariciones hay un santuario y se encuentra el cuerpo incorrupto de santa Catalina Labouré y una devoción que se esparció en todo el mundo y que llegó aquí también y se levantó la capilla en el año 1954”, explicó Fernando Herrera. “Han pasado los años y en lo que hoy es la ciudad de Las Higueras hay mucha devoción, hay fe que nos lleva a la piedra angular que nos lleva a Jesucristo”.
“En otras épocas la devoción era mucho más fuerte, pero se sigue manteniendo con fuerza la novena que ahora se está realizando. Tenemos el rosario de la aurora y comunión a las 06:30 de la mañana y viene mucha gente; a las 20:30 está la novena de los niños y el rosario, siguiendo a las 21 horas con la misa. El templo se llena, de tal forma que hay gente afuera también”, sostuvo el sacerdote.
Explicó que para la novena generalmente el recurre a la ayuda de un misionero, en este caso un sacerdote redentorista que se encarga de distintas tareas de evangelización en los diez días que duras los actos y festejos centrales. “Preside la misa, la novena, confiesa al igual que lo hago yo…. Se realiza una labor intensa”, dijo.
“Lo que sigue siendo fuerte es la catequesis que se brinda durante gran parte del año para la primera comunión; la catequesis para confirmación donde asisten jóvenes y nos gustaría que se sumaran más personas, y está también el trabajo con la familia”, señaló Herrera.
Señaló que hubo un encuentro de familias en el Seminario para formar un grupo en la parroquia y avanzar también en la tarea en forma integral. “El llamado de la Virgen nos conduce a Jesús. Nos sigue llamando, como Jesús dijo, cuando yo sea levantado los atraeré a todos hacia mí. La devoción de la Virgen es a la conversión, es un llamado a rezar por los enfermos, un llamado para la paz en el mundo. La sensación que yo tengo es que ella es Madre y nos invita a la unidad, a la fraternidad y a la paz entre nosotros como comunidad”, concluyó.
El acto final de la novena será el próximo jueves a las 20 con la misa, la procesión y luego una tradicional peña con comidas, y también habrá una feria artesanal.





