LA TRASTIENDA / RUMBO A LAS ELECCIONES MUNICIPALES
El cambio de época actual devalúa ideologías, aniquila diversidades y edifica un ideario tan monocorde como insensato. El mundo libertario que empuja el presidente Milei hace ruido en la campaña de Río Cuarto por la intendencia. Los 10 candidatos en pugna, con mayor o menor consistencia, procuran potenciar sus posibilidades apelando al recurso de las viejas estructuras conceptuales de “la libertad”. En ese plató, el capítulo fuerte del ajuste en el gasto ocupa la centralidad de cualquier propuesta programática, sin siquiera haber tomado dimensión de la complejidad socio-económica y socio-comunitaria en que se encuentra la ciudad, y la relevancia que adquiere el rol del Estado. En esa falacia generalizada se intentan cazar votos. En los más de 30 días que restan de campaña, quienes puedan superar ese panel monocromático, tal vez, tengan un lugar preponderante en la nueva etapa institucional que se avecina en la ciudad.
Los cambios de época resultan inapelables en la mayoría de los casos. Se convierten en procesos determinantes con impactos profundos en las capas sociales y productivas de una comunidad, una región o un país.
Argentina, es un claro ejemplo de ello, y más también. Ha demostrado nuestro querido país volver sobre sus pasos una y otra vez. El paradigma ultra libertario anclado en una construcción pragmática de extrema derecha no deja espacio siquiera para la duda: la ejecución de políticas de ajuste y el desmantelamiento del Estado edificado como promotor del desarrollo nacional y garantista de los derechos individuales y colectivos, constituyen ahora la receta mágica que -como vociferan sus mentores y decidores- alumbrará soluciones definitivas para los problemas económicos de los argentinos.
No hace falta que nos pongamos a desandar los números que exhibe la realidad socioeconómica actual, ustedes lo saben estimados lectores. Una inflación que cedió ahora, pero a costa de una devaluación sin precedentes, de la licuación de los ingresos de trabajadores y jubilados, la brutal caída de la actividad económica en general, el consecuente cierre de empresas productivas y comerciales, y con ello, la perdida de miles de puestos de trabajo.
Si, todo eso pudo hacer el presidente Javier Milei en menos de un semestre. Y va por más con sus pretorianos libertarios. Muy a pesar de los contratiempos políticos que exhibe su fuerza en el Congreso y la pálida relación con los gobernadores.
En todo ese combo, la dirigencia política espera con ansias aquellos datos que le dibujen el camino a seguir. Por eso, con encuestas en mano, salen con estudiada frescura a pasear el paquete clásico de ideas ortodoxas más que conocidas y probadas.
Es lo que ocurre por estos días en Río Cuarto con la campaña electoral en marcha para las elecciones municipales del próximo 23 de junio. Un justicialismo increíblemente fracturado y un radicalismo unificado que no termina de sellarse, pugnan por el podio municipal, además de otras siete expresiones de menor proyección.
En unos y otros, el sesgo de trazabilidad del momento los ubica en un mismo lugar: la idea de gobernar con ajuste de gastos e inversiones el municipio de la segunda ciudad de la provincia. Será difícil para los votantes discernir entre las y los candidatos, dado que más allá de las lavadas identidades partidarias, ninguno quiere desentonar con el paradigma libertario de época, muy a riesgo de qué en sus concepciones políticas de origen y formación, piensen absolutamente lo contrario.
Ojalá la ciudadanía advierta estos desaguisados a tiempo, pues después, una vez consagrados y puestos en funciones, dejan las consecuencias largamente conocidas.
El pacto que no fue
Durante su participación en un acto del Vox en España, un Milei exultante confirmó la postergación del anunciado Pacto de Mayo, a celebrarse en Córdoba el próximo día 25. Primó la retorcida lógica libertaria: “¿A qué pacto concurrir si aún no tienen aprobada la polémica ley Bases? Todo indica que el ruido tomaría forma en junio, o tal vez, julio, en el Día de la Independencia.
Milei se encuentra en España, junto a su hermana, Karina Milei, secretaria General de la Presidencia, la funcionaria que tenía la responsabilidad de organizar la cumbre política en Córdoba.
Así y todo, sigue en agenda el desembarco del presidente en esta provincia el próximo día 25, de conmemoración del Primer Gobierno Patrio de 1810, aunque apenas sería para encabezar un acto con los ciudadanos.
Si ello se confirma, el gobernador Martín Llaryora no participará. El mandatario provincial ya anunció que encabezará el desfile central de la Provincia por el mismo 25 de mayo en Río Cuarto.
Liberado del Pacto de Mayo, Llaryora apura juego nacional
Liberado del Pacto de Mayo que iba a realizar Milei en Córdoba, Llaryora decidió apurar su intento por construir un espacio nacional que lo consagre como uno de sus protagonistas.
Hace rato que el gobernador buscaba el momento político para comenzar a diferenciarse. La caída del Pacto de Mayo le viene como anillo al dedo para comenzar a explorar de manera sostenida su intento de armado y proyección nacional.
Un dato reciente convenció al gobernador: el último miércoles Milei cenó con Luis Juez, en un encuentro a solas, en la quinta presidencial de Olivos. La tertulia del senador cordobés, le allanó el camino al mandatario provincial para tender los puentes que lo vinculen y habiliten con un espacio de “centro” en el complejo escenario nacional.
El paso siguiente no es menor: convencer a Juan Schiaretti para sea la carta fuerte en las legislativas nacionales del año próximo. El Gringo tiene 70% de imagen positiva en la provincia, y como si fuera poco, acredita un 8% obtenido en las presidenciales de octubre del año pasado.
Pero no todo termina allí. Dicen en voz muy baja, que al dialogo fluido con su colega santafesino Maximiliano Pullaro, podría abrir una compuerta al poderoso gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Todo lo que sea, dialogo constructivo para pensar una argentina moderna y moderada, será abordado, sostienen en el circulo intimo de Llaryora.
Escenario de paridad en tercios
Todo indica que se consolida un escenario de paridad en tres partes. Algunas encuestas y focus groups, revelan con datos cuantitativos y cualitativos que Guillermo De Rivas, de Hacemos Unidos por RC, Adriana Nazario, de la Fuerza del Imperio del Sur, Gonzalo Parodi, de Primero Río Cuarto, disputarán voto a voto a la elección de junio.
Llaryora está decidido a jugar lo más fuerte posible. Pues un triunfo del PJ en Río Cuarto, representará un fuerte envión para sus aspiraciones de armado nacional, y un freno importante -otro más, después de lo ocurrido en la Capital- para la oposición de radicales y juecistas.
Tiene muchos motivos para instruir a los suyos en Río Cuarto para generar las condiciones para buscar el triunfo de su coalición. Habrá anuncios, más visitas, fuerte cartelería y otra impronta en las redes, además de la exigencia en el territorio y la activación del “call center” que tanto resultado le dio en la Capital.
En lo político, sacan cuentas para contragolpear cuando sea necesario. Por ejemplo, el rol de los radicales con despacho en Buenos Aires, tal el caso del presidente de la UCR Nacional, Martín Lousteau. A quien le atribuyen la operación periodística que le dedicó en el canal La Nación +, Eduardo Feinmann, cuando despachó críticas y sarcasmo hacia el intendente LLamosas por un camión que se cayó en un bache gigante en la avenida Perón.
En la vereda de la ex pareja de José Manuel de la Sota, hay una mirada oficial casi lapidaria. Por heridas no cerradas de otro momento, pero, además, porque han comprobado la mano del ex candidato presidencial Sergio Massa, a quien acusan de promover y financiar la candidatura de Nazario.
Por el resto de los días de campaña, lo dicho; la construcción de un universo con metaverso de identidades partidarias diluidas, de negación de la política como herramienta de transformación, y por si fuera poco, con ideas centrales de gestión asentadas sobre la mezquinos manuales del neoliberalismo más rancio sobre los intereses generales de una comunidad como la de Río Cuarto, que reconoce a su Estado municipal como un ámbito natural de intermediación y promoción permanente para todos los vecinos e instituciones.