Por Gustavo Román. Director Propietario La Ribera Multimedio 

Río Cuarto conmemora cada 11 de noviembre un nuevo aniversario de su Fundación, a través de un documento firmado en Córdoba por el Marqués. Desde su nacimiento, la ciudad tuvo un perfil particular. Un caserío creado para resistir los embates de los habitantes originarios del territorio, con historias de violencia, abusos, saqueos, resistencia, comercio, política, hipocresías y rencores.

La ciudad se forjó con tantas realidades como procesos históricos se sucedían en el país. Al Marqués lo expulsaron de Córdoba, en medio de un proceso de cambio en nuestra Nación. Río Cuarto se transformó en un territorio estratégico y así se forjó, encontrando una verdadera fortaleza en ese potencial geográfico y no detuvo jamás esa realidad.

A lo largo de su historia la ciudad se consolidó como estratégica en diversos aspectos. Con su producción primaria, con su poder comercial, con su perfil de autonomía que nunca abandonó y le permitió incluso imaginarse escindida del país, con autonomía política y moneda propia. Así creció el mito del Imperio del sur de Córdoba.

Con tonada propia, con identidad similar, cada habitante de esta ciudad tiene carta de presentación exclusiva. Río Cuarto es una marca registrada en sí misma. Y así nos identifican, incluso a aquellos que somos hijos de la ciudad por adopción y elección.

Este casi cuarto de siglo XXI que estamos transcurriendo, es muy particular, porque todos entendemos que atravesamos un tiempo de estancamiento, que nos ha quitado potencial y que nos exige una mirada crítica en cuanto a ese proceso de aletargamiento.

No paramos de crecer demográficamente, es verdad. Pero en materia de crecimiento estratégico estamos viviendo un tiempo de transición. Y es menester que este proceso se revierta con una construcción dirigencial que comprenda el momento y ponga manos a la obra. La dinámica de los nuevos tiempos exige nuevas respuestas, iniciativas y decisiones.

Es interesante este proceso, porque además se da en un tiempo de cambios dirigenciales en las principales entidades e instituciones de la ciudad. Tenemos nuevo intendente, nuevas autoridades en la Universidad Nacional, nueva conducción en el Centro Comercial (Cecis). Se produce un proceso de recambio dirigencial que nos permite imaginar un tiempo de renovación en la construcción de un proceso que nos devuelva iniciativa y protagonismo.

Lideramos un avance en nuevas industrias, en el desarrollo de nuevas tecnologías, seguimos formando parte de un circuito comercial estratégico. Pero es notorio el retroceso en materia de liderazgo político territorial. Y eso nos debilita a la hora de discutir políticas que nos consideren a la hora de la toma de decisiones.

Nuestra dirigencia política tiene un rol fundamental cuando nos representa con voz y poder. Y es negativa cuando sus representantes son inocuos y abyectos a los mandatos de otros intereses. Debemos generar los procesos de representación política que acompañe los tiempos de cambio de los intereses locales.

Río Cuarto necesita recuperar ese protagonismo institucional, político y territorial para garantizarse una continuidad de poder estratégico. Y para ello debe continuar en ese proceso de cambio y encontrar las representaciones adecuadas que lo devuelvan al escenario de la toma de decisiones estratégicas.