Por Laura Olocco. Comunicadora Social

A 20 años de la sanción de la Ley 25.929 de Parto Respetado, y pese a la vigencia del marco legal, la violencia ginecobstétrica se sigue reproduciendo sobre mujeres y personas gestantes.

La Semana Mundial del Parto Respetado se celebra anualmente en mayo, con el objetivo de promover prƔcticas de parto y nacimiento que respeten los derechos de las mujeres y los reciƩn nacidos. Este evento internacional busca sensibilizar sobre la importancia de un trato digno y respetuoso durante el embarazo, parto y postparto, abogando por un enfoque que privilegie el bienestar fƭsico y emocional de las madres y sus bebƩs.

La norma también garantiza que toda persona tiene derecho a un parto en el que se respeten sus tiempos, a no ser discriminada, a que se valore su intimidad, a elegir quien la acompañe durante el parto, el trabajo de parto y el posparto y, entre otros derechos, establece que junto con su familia reciban toda la información necesaria y en un lenguaje claro, sea informada sobre su estado y la evolución del parto, y el estado de su hija o hijo.

Sin embargo los relevamientos de diferentes organismos en Latinoamérica y en la Argentina, donde el Observatorio de Violencia Obstétrica Argentina (OVO) realiza un relevamiento nacional de atención ginecobstétrica, confirman las situaciones de maltrato, discriminación y falta de respeto por la autonomía de la persona gestante.

Desde la CampaƱa Nacional Contra la Violencia GinecobstĆ©trica Mi Parto Mi Decisión, en el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado, convocaron a la plaza del Congreso de la Nación y en plazas de diferentes provincias, a la Segunda Movilización Nacional contra la Violencia Gineco ObstĆ©trica y Neonatal. ā€œĀ”La marea roja vuelve a teƱir las calles!ā€, impulsó la convocatoria.

A 20 años de la sanción de la Ley de parto humanizado, nos siguen violentando en los consultorios ginecológicos, en los partos y en los nacimientos. Porque siguen habiendo presas por abortos y emergencias obstétricas.

Frente a la situación de crisis socio-económica,y frente a un Estado cada vez mÔs ausente, la violencia ginecobstétrica se recrudece. Es un problema sobre la autonomía de todos los procesos sexuales reproductivos y no reproductivos. Es reclamar la soberanía, la libertad de decidir, es exigir que se nos respete, que no se nos toque, corte, mutile o medique sin consentimiento.

También destaco la necesidad de fortalecer la vigilancia y el monitoreo del cumplimiento de la ley, asegurar que todas las mujeres, sin importar su condición socioeconómica, tengan acceso a una atención de calidad y respetuosa, y continuar trabajando para erradicar la violencia obstétrica, una forma de violencia de género que aún persiste en algunos contextos. Es una oportunidad crucial para seguir avanzando hacia un sistema de salud que respete y promueva los derechos de las mujeres y los recién nacidos.